Cazadores y científicos señalan que las rutas de migración de estos animales se están desplazando de los terrenos de caza tradicionales conforme aumenta la temperatura.
Alaska, EE.UU. (AP) . Anna Oxereok creció comiendo morsas en el pueblo de Wales, en el oeste de Alaska. Hoy es una delicia tan poco común que no consigue decidirse a sacar la bolsa de carne que tiene en el congelador. “Tengo que guardarla para algo especial”, comenta.
Su hermano cazó dos ejemplares esta primavera y compartió la carne y la grasa, pero no dio para mucho en un pueblo de 150 personas. Pero ella da gracias por lo que recibió, porque cada vez es más difícil conseguir una morsa.
También otras comunidades remotas al borde del mar de Bering vieron un drástico declive en las capturas de morsas en los últimos años. La carne de morsa, que algunos describen con un sabor entre el venado y la ternera, son muy codiciadas por los nativos de Alaska como alimento de subsistencia que guardar para el invierno.
Los machos adultos pesan una media de 1.200 kilos (2.700 libras). Además, la venta del marfil tallado de los colmillos, que sólo es legal para los nativos de Alaska, ofrece ingresos adicionales a comunidades con altas tasas de desempleo.
Cazadores y científicos señalan que las rutas de migración de estos animales se están desplazando de los terrenos de caza tradicionales conforme aumenta la temperatura, sube el nivel del mar y retrocede hacia el norte el hielo oceánico que estos animales utilizan para descansar entre inmersiones.
Los ancianos rurales también dicen a los biólogos que el viento sopla en direcciones distintas. En 2013, una acumulación de hielo flotante se acumuló al final de la temporada en torno a la isla de St. Lawrence, cortando a los cazadores el acceso al mar.
“Creo que uno de los problemas más importantes es que las cosas se han vuelto muy variables. Es difícil predecir lo que va a pasar”, dijo Jim MacCracken, supervisor del programa de morsas en Alaska para el Servicio estadounidense de Pesca y Fauna Salvaje.
Lejos del limitado Sistema de carreteras del estado, la costosa comida de tienda no es una solución asequible para los vecinos. En las tiendas de las aldeas, los productos básicos alcanzan 7 dólares por una docena de huevos, 15 dólares por 3,7 litros (un galón) de leche o 6,25 dólares por una barra de pan blanco sencillo. La gente depende de los recursos de la región para hasta el 80% de su dieta.
“Un declive en la cosecha de subsistencia crea un auténtico desastre económico que amenaza la salud y el bienestar de la gente en las comunidades”, explicó Vera Metcalf, directora de la Comisión Esquimal de Morsas. “Así que nos preocupa el impacto del cambio climático y la capacidad de nuestros cazadores de cazar mamíferos marinos”.
Algunas comunidades nativas pueden buscar otros animales, como caribúes o renos domésticos, pero no hay tantas opciones en Diomede, en la costa occidental de la isla Little Diomede, apenas a unas pocas millas de Rusia.
Esta comunidad de 120 personas cazó sólo una morsa en 2014, lo que llevó a los líderes de la comunidad nativa local a pedir ayuda del estado.
Este año han cazado 10 morsas, dijo el cazador local Robert Soolook No faltan los animales, explicó, pero migran antes. Nadie ha elaborado un plan a largo plazo para adaptarse a este cambio, pero Soolook cree que los cazadores tendrán que cambiar sus costumbres, y por ejemplo salir antes de caza. “Ahora que hemos visto esto, tenemos que empezar a adaptarnos”,