Alaska, impresionante

Alaska, impresionante

YAMIRA TAVERAS
Alaska.
A pesar de los tópicos, Alaska no es meramente una extensión helada: las montañas, los bosques y los más de  cien mil  glaciares,   invitan al turista a emocionarse y encontrar  la perfección del planeta.   Jamás imaginé que  existiera un  paisaje tan  dominante como el que nos proporciona Alaska. Hay que vivir     aquellas montañas de hielo en  pleno verano y sentirse libre aunque se nos congele el alma.

La ruta para llegar a Anchorage, que aunque no es su capital es    la ciudad más poblada con más de doscientos sesenta mil habitantes, resulta  larga para el viajante,  pero a decir verdad, vale la pena ser testigo directo de este encuentro con la naturaleza.

Anchorage  está rodeada por un paisaje de increíble belleza: montañas modeladas por glaciares, frondosos bosques, picos escarpados y profundos golfos, en una mezcla de roca, hielo y agua habitada por mamíferos marinos, águilas de cabeza blanca, osos, lobos y decenas de aves que anidan en los huecos y salientes de los desfiladeros y acantilados.

Juneau es la capital del estado desde el  1906, pero raras veces los visitantes de Alaska pueden  llegar hasta ella, donde solo se accede por vía marítima o aérea, lo que imposibilita en  mayor grado visitarla. Durante mi visita a ese estado, no tuve la suerte de ver noches intensas,  pues allí el sol estaba como en sus mejores tiempos, ofreciendo su brillante luz tanto a las 11:00 de la noche como a las 12:00, ya a la 1:00 de la madrugada comenzaba a oscurecer tímidamente pero cuando el reloj marcaba las 4 ó 5 de la mañana de nuevo estaba ofreciéndonos la bienvenida a la luz del amanecer.

¡Esto es magnífico! gritamos,  quizás por la novedad y porque estábamos viviendo otra experiencia horaria, que si nos fijamos, es   una gran  diferencia. Cuando   aquí son las 12:00 de la noche, en Alaska son aproximadamente las 9:00 de la mañana.  Unos dominicanos que encontramos allí nos contaron que en el invierno prácticamente no hay día nunca, y que durante el verano, que son solo tres meses,  el sol brilla casi todo el tiempo. Así es que con todas esas novedades a favor, nunca supimos del cansancio ni de dormir, aquí solo hubo cabida para adentrarnos en las costumbres, los museos y su entorno.

En compañía de Iris Lara, presidenta de ADEC Internacional, y de más de 43 estudiantes que iban  a hacer  pasantías de trabajo remunerado en  exclusivos hoteles de  Denali, una de las ciudades más visitadas por los turistas,  nos decidimos a conocer el Parque Nacional  de Denali, a unas 200 millas de la ciudad de Anchorage, y todo cuanto encontrábamos en el trayecto, donde en cualquier momento podemos alcanzar a ver los exóticos animales propios de esa zona. La exuberante y prácticamente intacta naturaleza de la región boreal puede disfrutarse en sus numerosos parques y reservas biológicas, donde osos polares, caribúes, alces, focas, aves y pequeños mamíferos pueden observarse todo el año.

Gastronomía
A pesar de contar con fantásticos productos autóctonos, provenientes de la pesca  y la caza, los habitantes de Alaska no han aplicado  la imaginación a la cocina. Prácticamente todos los restaurantes ofrecen lo mismo: grandes desayunos a base de huevos preparados de diversas formas, papas y pescado frito, filetes empanados y algunas creaciones tex-mex.  En Anchorage y Fairbanks cuentan con algunos restaurantes de calidad, pero las variaciones sobre lo dicho suelen consistir en las  pizzerías y los restaurantes chinos que aparecen por todas partes.

Historia

Primeros habitantes
Cuentan  que los primeros habitantes llegaron  hace   catorce mil  años, procedentes de Asia, cruzando el estrecho de Bering durante las glaciaciones. A pesar de su difícil clima, se convirtió así en el territorio más antiguamente poblado de América. Cuando el explorador danés Vitus Bering llegó en 1741 a la región la población de Alaska consistía en tribus esquimales que se alimentaban y vestían con la carne y pieles de los mamíferos que cazaban. Bering falleció en este viaje, pero su expedición certificó la existencia de numerosas colonias de mamíferos como focas, muy codiciadas por los rusos por su piel. Españoles y británicos se lanzaron también a la conquista del nuevo territorio, esclavizando a los pacíficos habitantes de las Islas Aleutianas para aprovechar su caza.

Dónde ir
El Parque Nacional de Denali

Es la joya interior de Alaska y está  situado a los pies del McKinley,  el pico más alto de  Estados Unidos, así que si decide ir a disfrutar de sus encantos naturales ha de reservar la entrada con mucha antelación. Sus montañas, lagos y glaciares son hogar de especies propias de ecosistemas subárticos como lobos, osos, águilas, alces, caribúes, ardillas..

El Parque Nacional de los Fiordos de Kenai
Su abundante fauna marina lo convierte en un paraíso para pescadores.  Klondike Gold Rush National Historical Park. Un conjunto de edificios restaurados del casco antiguo de Skagway que conservan todo el sabor de esa época de aventureros.

Sitla Nacional Historic Park
El pasado indígena y ruso de la ciudad se combinan en este lugar. La ciudad de Ketchikan. Rodeada de bosques de cedros y abetos, está considerada la ciudad más antigua del estado. Así lo atestiguan sus calles de madera, como Creek Street, llena de tiendas y cafés que otrora albergaran los más famosos burdeles de Alaska.

Parque Nacional Katmai
Esta es una joya obligada de visitar, por sus bosques habitados por osos.

Fairbanks, con sus treinta mil habitantes, es la segunda ciudad más grande del estado, sede de la Universidad de Alaska, donde cursan estudios superiores unos ocho mil  alumnos. Aunque no es una ciudad con encanto monumental o histórico, su afable gente asegura un ambiente agradable.

Su carácter septentrional afecta al ciclo de luz solar, de modo que durante el invierno apenas se llega a las cinco horas de sol.

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