Alberto de los Santos – Cartas al director

Alberto de los Santos – Cartas al director

[b]Señor director:[/b]

Frente a la actual coyuntura por la que atraviesa la República Dominicana, se me ha ocurrido la idea de expresar algunos pensamientos en torno al Partido Revolucionario Dominicano, sumido al parecer en una de sus más complejas crisis.

Los personajes que dan título a este artículo tienen estilos, formas de ser, personalidades, muy diferentes; pero no irreconciliables.

En la historia reciente del PRD, la de 1986, traumática para las masas, para el país; dos estilos, que en principio se complementaban, fueron distanciados por «amigos» (buscavidas insinceros) de ambos: Jacobo Majluta y Peña Gómez.

Para esa época, ambos líderes no «supieron» o sus «amigos» (buscavidas insinceros) no se ocuparon de hacerles entender, que Peña Gómez debía seguir siendo líder del partido de la esperanza nacional y Jacobo Majluta su candidato presidencial para 1986, y que ambos, en momentos distintos, podían alternarse sus respectivos puestos.

El tener estilos diferentes no es nuevo en política ni en la vida.

Hace años, Nicolás Maquiavelo señaló al respecto que:

«Se ve a los hombres proceder de muy diverso modo para alcanzar el fin de su deseos, la gloria y la fortuna; uno con discernimiento, otros sin meditación,; unos apelando a la violencia, otros a la astucia; éstos con clama, aquellos con impaciencia, y por tan diversos caminos se puede lograr. …de los que siguen la misma vía, uno consigue su objeto y el otro no; y que uno con calma y arrebatadamente otro, alcanzan de igual modo su propósito; esto depende de que acomoden o no sus procedimientos a la condición de los tiempos. De aquí nace que …dos, abrando de distinto modo, logren igual fin, y de dos que hagan lo mismo uno consiga su propósito y el otro no».

Los tres principales lideres del país, en la segunda mitad del siglo XX: Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, tenían estilos muy peculiares y característicos y una clara visión del origen y soporte de sus liderazgos.

Sabido es que la amplia experiencia como profesor, sus dones naturales su condición de estudiante de derecho, en una época en que el PRD, tenía pocos intelectuales, favorecieron el surgimiento del liderazgo de Peña Gómez, quien hasta la hora de su muerte contaba con el apoyo de las masas irredentas de la República Dominicana, para quien era como su redentor.

De Bosch, es conocido su arraigo en la intelectualidad joven, atraída por su gran formación cultural y altos valores éticos, su estilo didáctico y su gran laboriosidad política, que le permitieron crear y mantener un partido de clase media en nuestro país, el PLD.

Balaguer, uno de los herederos de Rafael Leonidas Trujillo, tras el fracaso de la Unión Cívica Nacional, se convirtió en «la alternativa conservadora de la burguesía dominicana», hasta la hora de su muerte.

La pregunta esencial, derivada de los planteamientos anteriores, es: ¿Cuál/es es/son la/s base/s sociales de apoyo a los liderazgos de Hipólito y de Hatuey?

De esta se desprenden otras interrogantes ¿Son representantes de sectores económico-sociales antagónicos? ¿Representa Hipólito las ideas de los fisiócratas y Hatuey la de los neoliberales? ¿Solo los une «lo eventual» o lo esencial de ser perredeístas? ¿Tienen claro ambos líderes la condición de los tiempos actuales? ¿Lo que los perredeístas y el país esperan de ellos? ¿Que poseen dos estilos pero un mismo y único destino? ¿Que aun cuando tienen distintos planteamientos, ambos están empeñados en una sincera búsqueda de la unidad y la permanencia del PRD en el Poder?

Habiendo sido ambos, artífices de tres triunfos electorales: 1998, 2000 y 2002, ¿Que les impide buscar unidos, la cuarta victoria, la del 2004?

El destino común, para Hipólito y Hatuey, es mantener unido y en el poder al Partido Revolucionario Dominicano.

Quien puede, cede o permite lo más; puede ceder o permitir lo menos. «La verdad, recuerdo leí una vez, es una creencia y nos aproximamos a ella cuando nuestras creencias reflejan las realidades del mundo».

El PRD permitió a senadores y diputados, síndicos y regidores, reelegirse sucesivamente, en la boleta blanca ¿Por qué no permitírselo a uno solo, el Presidente de la República para mayo del 2004?

Hatuey, puede seguir como presidente del PRD e Hipólito Mejía como presidente de la República.

Si Hipólito y Hatuey, acomodan sus procedimientos a la condición de los tiempos preservan unidos y en el Poder al Partido de la esperanza Nacional, darán continuidad a sus liderazgos de cara a un futuro mejor. Peña Gómez, desde su tumba y los perredeístas en su conciencia, le dispensarán el reconocimiento eterno.

La suerte esta echada. Es mejor arriba con presión, que abajo con depresión.

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