Alberto Ulloa Tras las huellas del “Grupo 6”

Alberto Ulloa Tras las huellas del “Grupo 6”

POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
Hacia el inicio del tercer período de los primeros 12 años (1966-1978) de gobierno del doctor Joaquín Balaguer, por distintas vías, búsquedas o motivaciones, una serie de artistas cuya personalidad, producción y trayectoria los señalan hoy entre los valores más legítimos de las artes plásticas y visuales dominicanas contemporáneas, fijan su residencia en ciudades  como Nueva York: José Perdomo, Bismarck Victoria, Dionis Figueroa, Freddy Rodríguez; París: Iván Tovar, Vicente Pimentel, José García Cordero; y Madrid: Alberto Ulloa (1950), Alonzo Cuevas (1953), Ignacio Rincón Valverde-Kuma (1951) y Manuel Montilla (1948).

 El caso de estos últimos cuatro artistas, verdaderos “chef de fille” de su promoción en la Escuela Nacional de Bellas Artes, y miembros emblemáticos de la segunda oleada de la llamada “Generación del 70”, se nos revela justo para pensar en las ideales y posibles incidencias de una práctica solidaria en el proceso de difusión local e internacional del arte y los artistas dominicanos de nuestro tiempo. Ulloa, Cuevas, Montilla y Kuma, constituyen un cuarteto ejemplar.

Ellos proceden de las mismas entrañas de la tierra. Desde el aterido corazón de su pueblo emergen y optan por la libertad, por la riesgosa aventura hacia el fértil abismo de lo desconocido. Su apertura mental, su prodigiosa imaginación y su transmutadora actitud artística, tienen que ver con el respeto, el reconocimiento y el éxito merecidos más allá de las islas.

 Precisamente, Alberto Ulloa, Alonzo Cuevas, Manuel Montilla, Kuma, Héctor Rodríguez (1953) y Fernando Suncar, actual decano  de la Facultad de Artes de la UASD, son los fundadores del “Grupo 6” en 1973. La trayectoria de esta agrupación artística, al igual que la de la mayoría de los grupos de los años 60, 70 y 80, no ha sido estudiada en la historia reciente del arte dominicano. Incluso, la fecha de su fundación no está muy clara para algunos especialistas. Por ejemplo, Jeannette Miller señala el 1976 (1). Pero el propio Ulloa confirma el 1973, justamente un año antes de concluir sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Como se sabe, una serie de artistas dominicanos importantes de la “Generación del 70” emergen dentro de distintos grupos cuyos propósitos subrayan la formación académica, el diálogo entre generaciones, la experimentación con los nuevos medios o lenguajes, la reflexión sobre la realidad social y hasta la acción cívica a través de la práctica artística ideológicamente comprometida.

Así, además del “Grupo 6”, entre las agrupaciones artísticas más activas en la década de los 70 aparecen el “Grupo Reflejo”, fundado en 1971 por Rosa Tavárez, Freddy Javier y Clínton López y el “Grupo Atlantes”, fundado en 1972 por Alberto Bass, Frank Barruos y Salvador Lara.

Además de constituir una forma alternativa y efectiva  de vinculación entre arte y sociedad, estos grupos continúan la fuerte tradición solidaria o de práctica creativa colectiva que en nuestra historia artística se remonta a grupos como “Los Cuatro”, fundado en 1954 por Jaime Colson (1901-1975), Clara Ledesma (1924-1999), Gilberto Hernández Ortega (1924-1975) y José Gausachs (1889-1959).

Dicha tradición, nos dejará ver sus manifestaciones más comprometidas y trascendentales en las décadas de los 60 y 70 con grupos como “Arte y Liberación” (1962), “Los Tres” (1963), el “Frente Cultural” (1965), “La Máscara” (1965), “El Puño” (1966), “La Isla” (1966), “La Antorcha” (1967), “Friordano” (1967), “Proyecta” (1968) y “Nueva Imagen” (1972). En estos grupos se da una fuerte convergencia de poetas, pintores, escultores, dramaturgos, muralistas, críticos de arte y activistas políticos revolucionarios.

En el mismo año de su fundación, el “Grupo 6” realiza su primera exposición en el Círculo de Coleccionistas y su segunda en el Ayuntamiento de La Romana. Entre 1973 y 1975, en  pleno apogeo del primer balaguerato, llevan una serie de exposiciones a distintos barrios populares de la capital  y de  las principales provincias del país. Así, en un corto período de dos años, el “Grupo 6” realiza una intensa actividad artística que lo proyecta como una referencia clave dentro del movimiento político-cultural de la década_

En 1975, tras graduarse en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Alberto Ulloa recibe la Beca Abelardo Rodríguez Urdaneta, creada por la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, como reconocimiento al mejor alumno de la EMBA. A través de dicha beca, realiza estudios de Postgrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, España, donde permanece hasta 1982. En la Academia de San Fernando, Ulloa también se especializa en Pintura Mural, bajo la orientacion directa del profesor Villaseñor, al mismo tiempo que asiste a la cátedra de Historia de las Ideas Estéticas en la Universidad Complutense de Madrid.

Luego de Alberto Ulloa, viajaron a España Alonzo Cuevas, Manuel Montilla, Kuma y Héctor Rodríguez. Vivían, estudiaban, trabajaban y hasta exponían juntos en la capital española. Todos ellos obtuvieron sus títulos y otros reconocimientos en la Academia de San Fernando.

En 1974 Alberto Ulloa obtiene el Primer Premio de Pintura del Concurso Estudiantil patrocinado por el Royal Bank of Canada en la República Dominicana. En 1975 obtiene el Primer Premio en la Bienal Internacional de Arte de Marbella y el Segundo Premio de Pintura del Colegio Hispanoamericano de Madrid.

En 1976 recibe el Premio Casa de España en Santo Domingo y el Premio Adaja en Avila, España. En ese mismo año obtiene una distinción especial en la V Bienal Internacional El Deporte en las Bellas Artes, Barcelona, España. En 1977 expone individualmente en la Galería Durban de Madrid y Caracas, Venezuela. En 1979, Alberto Ulloa  se divorcia de Pilar, realiza un viaje a Santo Domingo y se casa con Zenovia Galar. En ese mismo año, con su obra “Monumento al Violinista”, obtiene el Primer Premio de Pintura de la XlV Bienal Nacional de Artes Plásticas en Santo Domingo, República Dominicana.

De la obra marcada por su experiencia en el “Grupo 6”, que también podemos llamar período español, Alberto Ulloa nos ha dejado una serie de obras magistrales que constituyen un núcleo fundamental en su progresiva, vasta y trascendental producción simbólica. Entre las que forman parte de la colección del Museo de Arte Moderno, destacan dos dibujos sin títulos ejecutados en 1976. Representando dos sugestivas imágenes de figuras femeninas, en estas dos obras apreciamos el virtuosismo, la gracia  y la fruición que caracterizan su obra dibujística de aquel período. En esta etapa, Ulloa ya ha asimilado lo mejor de Picasso, Leger, Kandinsky, Joan Miro, Paul Klee, Wifredo Lam, Rufino Tamayo y Antoni Clave.

De la misma etapa son dos obras capitales que también forman parte de la colección del Museo de Arte Moderno. Se trata de “Lamento Americano” (1977) y de “Monumento al Violinista (1978). La primera es una pieza de formato respetable y rigurosa estructuración formal en la que predominan los rojos y los ocres.  En el plano izquierdo superior, con el rostro crispado, grita el hombre sobre el buey que ya no puede más sobre este mundo. En el plano derecho superior, la figura femenina evoca el llanto y la desesperanza de los despojados de la tierra. El buey cansado, tirado en el suelo con el paquete de caña a cuestas, el machete, la collera y la tristeza en los rostros de los dos personajes sobre un horizonte al borde del incendio, vitalizan esta obra magnífica que sitúa la pintura de Alberto Ulloa a la misma altura de la de los grandes maestros del arte latinoamericano del siglo XX.

Con su formidable “Monumento al Violinista” (1978), Alberto Ulloa aporta uno de los iconos emblemáticos de la pintura dominicana contemporánea y de nuestra identidad cultural a través de la imagen. De la misma colección del MAM son “Naturaleza viva y muerta” (1977) y “La Música Dormida” (1978), dos pinturas de mediano formato en la que Ulloa nos deja ver su integridad artística, su afición a la música y su exquisita sensibilidad poética. De su etapa española Ulloa calcula haber dejado una producción de más de 800 obras.

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