Antonio Ledezma, a Venezuelan opposition leader and mayor of Caracas, gives a speech to supporters during a Citizens' Congress in Barquisimeto, Venezuela, on Saturday, Nov. 29, 2014. A crackdown by Venezuelan President Nicolas Maduro's government is weakening an already divided opposition, reducing its ability to capitalize on popular discontent building over the fastest inflation in the world, shortages ranging from meat to medicine and the repression itself. Photographer: Meridith Kohut/Bloomberg via Getty Images
Caracas. Tras sortear casi tres decenas de puestos de control en una travesía de más de 15 horas y cruzar el principal puente fronterizo con Colombia, férreamente vigilado por militares venezolanos, el alcalde de Caracas Antonio Ledezma completó el viernes su escape del arresto domiciliario al que estaba sometido desde 2015.
«Soy más útil para la lucha» en el exterior que como rehén en su casa, dijo Ledezma a The Associated Press en una entrevista telefónica minutos antes de abordar un avión en Bogotá con destino a Madrid.
Afirmó que la decisión de huir fue suya y la mantuvo en secreto incluso para su familia, que ha estado viviendo fuera de Venezuela. Si bien no proporcionó detalles sobre cómo pasó furtivamente frente a los agentes de inteligencia que vigilaban las 24 horas los alrededores de su residencia, Ledezma comentó que durante su largo viaje nocturno hasta la frontera occidental de Venezuela evitó ser detenido, incluso con la ayuda de miembros de las fuerzas de seguridad.
Agregó que había hablado por teléfono con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien le ofreció generosamente su apoyo. Las autoridades migratorias colombianas señalaron en un comunicado que Ledezma entró legalmente el viernes a ese país por el puente fronterizo Simón Bolívar.
No hubo reacción inmediata del gobierno venezolano. Mientras los venezolanos se despertaban con la noticia de la fuga de Ledezma varios agentes de la policía de inteligencia venezolana, fuertemente armados, rodearon el edificio donde residía en Caracas. Ledezma, de 62 años, fue detenido en 2015 por cargos de conspiración para derrocar a Maduro.
Después de dos meses en la cárcel fue trasladado a su vivienda tras ser operado de una hernia inguinal. Ledezma fue uno de los líderes de las protestas que sacudieron a Venezuela en 2014 y que también llevaron a la cárcel a varios opositores prominentes, incluido Leopoldo López, quien permanece bajo arresto domiciliario.
Indicó que la decisión de abandonar su tierra natal fue impulsada, sin dar detalles, por amenazas que recibió vinculadas con la supuesta intención de obligar a la oposición a reanudar las negociaciones con el gobierno. Ledezma fue sacado a la fuerza de su casa en la mitad de la noche en agosto y enviado nuevamente a la cárcel por unos días mientras el gobierno reprimía a los opositores luego de la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente, que otorgó poderes casi ilimitados al partido gobernante.
El alcalde ha criticado duramente a otros miembros de la alianza opositora por ser demasiado complacientes con el gobierno. Los dirigentes del partido político fundado por Ledezma, Alianza Bravo Pueblo, se encuentran entre un pequeño grupo de partidos de la línea dura de la oposición que esta semana formaron su propio bloque parlamentario después de que la Mesa de la Unidad Democrática, una alianza de casi tres decenas de partidos opositores, envió representantes a República Dominicana para discutir la agenda de las conversaciones con el gobierno de Maduro que se realizarán el 1 y 2 de diciembre en esa isla caribeña bajo la observación de seis gobiernos extranjeros, incluidos los aliados de Maduro Nicaragua y Bolivia.
«Yo nunca me he negado a dialogar, pero este diálogo es una parodia», dijo Ledezma. Tras sobrevivir meses de mortales disturbios y consolidado su control del poder, Maduro espera poder convencer a la oposición para que apruebe su plan para reestructurar la deuda externa a medida que las sanciones financieras de Estados Unidos exacerban la crisis económica.
Años de mala gestión, así como la disminución en la producción de petróleo y la caída de los precios internacionales del crudo han puesto de rodillas a la economía de Venezuela, con una inflación de tres dígitos y escasez de alimentos y medicinas. Esta semana varias agencias calificadoras y la Asociación Internacional de Permutas y Derivados, un grupo de banqueros y corredores que determina si una entidad o país realizó los pagos de sus deudas a tiempo, indicó que Venezuela había incumplido sus obligaciones.
Maduro culpó al «bloqueo» financiero impuesto por la administración de Donald Trump de retrasar los pagos y dijo que Venezuela continuará honrando su deuda como lo ha hecho durante años. En tanto, los opositores quieren garantías de que las elecciones presidenciales programadas para el próximo año serán justas y transparentes después de la condena internacional y las denuncias generalizadas de fraude en los recientes comicios para gobernador en los que los candidatos a favor del gobierno barrieron a pesar del rechazo generalizado a Maduro.
Cientos de miles de venezolanos han cruzado a Colombia huyendo de la crisis económica y la hostilidad política de su país en los últimos años, muchos a través del mismo puente que Ledezma tomó. Miles cruzan a través de cientos de «trochas», caminos de tierra sin pavimentar a lo largo de la porosa frontera de unos 2.200 kilómetros con Colombia. En agosto la destituida fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, llegó a Colombia procedente de Aruba tras huir del país. Otros políticos y magistrados también buscaron refugio en la vecina nación y en Chile.