Alejandro con el viento a su favor

Alejandro con el viento a su favor

En casi dos horas y media, Rita Méndez y su grupo de amigos olvidaron todas las peripecias y la odisea que pasaron al conseguir las boletas que les llevarían a ver al ídolo mexicano Alejandro Fernández en su gira “Viento a favor”.

En ese lapso de tiempo, Rita -una señora de mediana edad- relegó al pasado  los cinco años que “el Potrillo” tenía sin venir al país y los cuatro mil pesos que pagó en el mercado negro por un ticket de mil.

Ella, como toda una  fanática y “armada” con su cámara, se unió al coro de los casi diez mil fanáticos que con gritos de  alegría a las 9:48 de la noche  del sábado  recibió a Alejandro en el Palacio de los Deportes.

Con su pelo engominado y vestido con un traje gris y camisa blanca, subió al escenario desde un ascensor ubicado en el fondo. Le acompañó una orquesta de 22 músicos, de los cuales 11 integraban un mariachi y cuatro coristas. 

“A manos llenas”, marcó el inicio de lo que sería una noche mágica, pletórica de romance y de las hermosas baladas pop del cantante.

“¡Muy buenas noches República Dominicana! Es un placer disfrutar de esta noche con ustedes. Este es uno de mis públicos favoritos. Hay muchas cosas que cantarles; pero lo más importante es que sean bienvenidos”, dijo emocionado. 

Éxitos como “Que voy a hacer con mi amor”, “No se me hace fácil olvidar”, “Te voy a perder”, “Canta corazón”, “Eres”,  “Que lastima” o “Me dediqué a perderte” fueron interpretados por “el Potrillo”, acompañado en los coros por sus fanáticos.

Con “Abrázame”, las luces a media luz y él sentado en una silla, de la que luego se paró, enamoró mucho más a su público.  “Se va el amor” marcó el final de la primera parte del concierto.

Segunda parte
Alejandro, nacido el 24 de abril de 1971, en  Guadalajara, llevó a sus fans a sus inicios al interpretar  la música ranchera. Vestido como un charro, el cantante seleccionó clásicos mexicanos como “Guadalajara”, “Ay, Jalisco no te rajes” o “México lindo y querido”.

Aclamado por la multitud siguió con “Cuando quería ser grande”, “Mátalas”, “Loco” o “Si he sabido amor”.

También incluyó un popurrí con canciones de José Alfredo Jiménez, una de las más aclamadas fue “El rey”, que el público interpretó a todo pulmón.

Tercera parte.  Para esta parte, se pudo ver a un Alejandro más juvenil vestido de negro (camisa y pantalones de “leather”) y con una colita.   

Junto a una de sus coristas interpretó “Amor gitano”. Como parte del dramatismo incluyeron tocarse tiernamente y darse un leve beso en la mejilla.  “Sueño contigo” significó la despedida. 

Zoom

Sofocante calor

¡Ay, pero qué calor!
El insoportable calor que había en el Palacio de los Deportes fue un punto muy negativo. Desde las primeras canciones se pudo ver a Alejandro sudar copiosamente. Este fue el único aspecto por el que público se quejó. Una señora, que  dio diez mil pesos por una boleta, dijo que  no pagó para ir a un lugar que parecía la antesala del infierno.

Desmayos
Aunque no se pudo establecer con exactitud los casos atendidos, nos enteramos que hubo muchas personas desmayadas.

Cristal Marie
Esta fue una gran noche para la joven artista. Ella se creció y entregó con mucha altura su talento y arte. Acompañada por una banda de cuatro músicos, dirigidos por el maestro Jorge Solano, Cristal Marie inició el concierto a las 9:05 p.m. con el contagioso tema “Tu y yo”, de su nueva producción. Vestida muy juvenil y apoyada por un grupo de tres bailarines, la joven entregó lo mejor de si. Ella no ocultó su emoción de asumir este reto; sus palabras  así lo demostraban. En su presentación que duró unos 25 minutos incluyó “Piel morena”, la versión que hizo de “Como lo hice yo”, de Sandro y “Derroche”, de Manuel Jiménez. Con esta canción se despidió, en medio de la algarabía del público que sabía que dentro de poco vendría Alejandro.

Abusos
La gente puso el grito al cielo por el exorbitante precio de las bebidas.

Fíjese usted: un vaso de refresco valía RD$30; una botella de agua, RD$50; un vaso de cerveza, RD$75; un refresco 20 onzas, RD$80 y RD$100, y una botellita de whisky J&B (las más pequeña) RD$200. ¿No es un abuso?

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