Alejandro Herrera Catalino – Trueques

Alejandro Herrera Catalino – Trueques

En menos de cuatro años de creación, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente ha mostrado en su desempeño mayor proactividad para hacer trueques destructivos que trueques constructivos.

Y debido a ese evidente accionar, ilustraremos cómo en dos casos esa Secretaría ha tenido que invertir, de su discreto desempeño, mayores energías reaccionando y enmendando errores que institucionalizando y facilitando que las iniciativas de desarrollo y las inversiones públicas y privadas se ajusten a un buen marco regulatorio a través de la Ley 64 00 y las eventuales leyes sectoriales sobre protección del medio ambiente y los recursos naturales en la RD.

Siendo así, de inmediato les presento un primer caso. Se trata de aquel permiso otorgado a la flota pesquera matrícula coreana que extrajo más de 50,000 toneladas de mariscos y no fue hasta cuando por un accidente, una de las embarcación es requisada, y el país se entera de un trueque destructivo. En esa situación, el rechazo no pudo ser mayor. Entonces a enmendar el error, y a revocar el permiso. Sin embargo, todavía no ha sido evaluado cómo fue alterada la cadena alimenticia del mar y cómo ha sido arriesgada la seguridad alimentaria de la población nacional y de la población de turistas flotante.

Sin duda, el resultado de este trueque es el empobrecimiento de los pescadores nacionales, quienes se han sometido, por fuerza o por conciencia, al cumplimiento de la Ley 64 00, sea porque influye la ley ecológica de Hotterling o porque las leyes del mercado le inducen a generar menores ingresos, en tanto que la población consumidora es posible que hoy pague mayores precios por la libra de mariscos.

Es algo inexplicable porque ha sido ampliamente probado que este método de pesca no es eficiente en el mar Caribe entre otras razones porque sus recursos pesqueros producen menos de 2.2 toneladas por kilómetros cuadrados además de que el manto submarino es bastante frágil. Es decir que a no ser que se deseen daños ecológicos, este método no se permite en la mayoría de los países del hemisferio, y los Estados Unidos hasta sancionan el comercio de productos obtenidos a través de este método.

El otro, es el bien sonado caso de la importación de 50,000 toneladas de desechos provenientes de Puerto Rico vertidas en los polos turísticos de Samaná y Montecristi. Si señor, desechos, definido como todo aquello despreciado hasta en su propio lugar de origen. A este respecto, la comisión congresional a cargo del caso ha concluido que son nocivos a la salud y al medio ambiente.

Lo que no se entiende es porque tuvo que ser afectada la población de Samaná y Manzanillo. Porqué tuvo que intervenir el senador Ramiro Espino, preocupado por su provincia, y no las autoridades de Medio Ambiente para alertar al país sobre el caso. Porqué surgen más hipótesis con la aparición de ballenas muertas en aguas nacionales. Entonces, si esto no es una evidencia concluyente, es una buena prueba de otro trueque destructivo.

Ahora con este caso si se puede concluir que las autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente no evaluaron que el país resultaría irrefutablemente perjudicado con todo y haber optado a la reiterada reactividad, y no a la proactividad, de revocar decisiones erróneas. Mientras tanto ahí tenemos a una población afectada con afecciones oftalmológicas y cutáneas; a la ecología de la zona expuesta a riesgos incalculables, y sobretodo el daños a la imagen del país como destino turístico y a Samaná en particular que gracia a la visita de las ballenas jorobadas atrae después del Parque Nacional del Este al mayor número de turistas que estando en el país desean disfrutar de otras actividades complementaria. Pero la magnitud de este perjurio no se queda ahí dado que es posible que cuando tengamos que sacar a esos desechos del país nos demos cuenta que ah! son males públicos con limitado o ningún mercado, ah! al país se le hace difícil re exportarlos, ah! estamos obligado a mantenerlos en nuestro territorio. Consecuentemente, el balance es negativo al dejarle al país daños humanos y ecológicos que aunque pueden ser reversibles, los daños económicos a la industria turística nacional serán irreversibles.

Por eso, un simple elector se pregunta ¿Cómo trueques como esos garantizan tiempos buenos? Si una providencia exógena nos trajera tiempos buenos, pero seguimos incurriendo en trueques destructivos, ¿cómo el país saldrá de la crisis?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas