Su personalidad y su historia fueron tan singulares, que si se conocieran y divulgaran hubiesen dedicado a su memoria una gran avenida.
Fue sorprendentemente versátil, eficiente y emprendedor en París y en su tierra. No ha recibido el reconocimiento que merece aquí, quizá porque sus principales obras tuvieron lugar en Gurabo, donde nació, y en la ciudad de Santiago.
Siendo adolescente se marchó a París a residir junto a una tía, por la muerte a destiempo de sus padres. Allí curso el bachillerato, que interrumpió para participar en tres guerras, en una de ellas defendió con las armas al papa Pio IX.
En Nantes, Francia, se recibió bachiller en filosofía y letras, en ciencias físicas y naturales, y Doctor en Medicina y Cirugía, de la Universidad de París.
Fue el primer dominicano que se graduó allí. Doctor Alejandro Llenas Julia. Siendo estudiante, trabajó en el Hospital “Hotel Dieu” y en los “Hospicios Civiles de Nantes”, donde se exaltó “su inteligencia extraordinaria”.
El regreso
Llenas regresó al país en 1872. Se estableció en Gurabo. Levantó una ermita a la Virgen de Lourdes, cumpliéndole una promesa porque le salvó la vida tras grave enfermedad.
Impulsó el desarrollo social, económico, político y cultural de Santiago. Presidió o fue miembro de todas las comisiones que se formaron hasta su muerte: Sociedad Política Liga de la Paz, Comisión para la Construcción del Ferrocarril entre Santiago y Puerto Plata, sección en Santiago de la Sociedad de la Cruz Roja Internacional, Junta de Fomento Industrial de Santiago.
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Atendía gratuitamente en su consultorio de la calle “San Sebastián” (30 de Marzo) a pacientes pobres suyos y del doctor puertorriqueño Ramón Emeterio Betances, cuando este fue a residir en aquella localidad.
Fue médico Samaritano en el Distrito de Sanidad Civil de Santiago, participó en campañas de vacunación para prevenir la epidemia de viruelas, y cuando se desempeñó como diplomático aprovechaba para enviar vacunas a Santiago. En un segundo regreso, tras ser ministro Plenipotenciario, cónsul y encargado de Negocios en Haití, se dedicó a tratar mujeres y niños enfermos.
Viajaba en excursiones de las que regresaba con asombrosos hallazgos como el cráneo de un indio ciguayo, hachas, manos de pilón, piedras para moler, guayos, ollas potizas o figuras de adorno indígenas.
Quiso adecentar la actividad política y la corrupción en la Cámara de Diputados, en la que fue elegido dos veces como representante de Santiago, y renunció en ambas ocasiones.
Andrés Blanco Díaz, quien rescató en dos tomos la figura de este eminente médico, lo define como “un dominicano de excepción”, resaltando sus actividades “en la prensa, la diplomacia, la cultura, el periodismo, la investigación antropológica y etnográfica, la práctica de la medicina, la docencia…”.
Resalta la participación de Llenas “en uno de los movimientos políticos y democráticos más importantes que registra nuestra historia: La Evolución de Enero de 1876, encabezada por el prócer y civilista Manuel de Jesús de Peña y Reynoso”, que culminó con la destitución del presidente Ignacio María González.
Llenas fue además director y administrador del periódico El Orden, en el que publicaba con el seudónimo de “Verax”. También dejó escritos en La Paz, El Porvenir, El Eco del Pueblo, El Dominicano, El Eco de la Opinión, Listín Diario, El Teléfono y La Escuela.
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Dio a la luz folletos de contenido histórico, gramatical, antropológico, geográfico, jurídico, geológico… Fue diplomático ante la Santa Sede.
Extraña muerte
Alejandro nació el 14 de febrero de 1844, hijo de Juan José Llenas Baralt y María Teresa Julia Rodríguez.
Se casó con Telésfora Josefa de Jesús Domínguez Gómez, madre de sus hijos: Juan José, María José, Enrique Alejandro, María Dolores, María del Carmen, Alejandro Antonio, Luis José y Francisco.
Falleció el 29 de mayo de 1902 en su finca de Gurabo.
Ese día, de Corpus Christy, escuchó misa, comulgó, conversó con amigos, almorzó con su familia y luego fue a sembrar flores a la Virgen de Lourdes, y “de allí vino diciendo que se moría, y pidiendo al cura y al médico.
Cuando estos llegaron ya era un cadáver…”, según testimonio recogido por el genealogista y abogado Edwin Espinal.
La calle
La Alcaldía del Distrito Nacional tuvo en cuenta los merecimientos del doctor Alejandro Llenas Julia, y el nueve de mayo de 1973 designó con su nombre la antigua calle “I.O.” del ensanche San Lorenzo de Los Mina.