Alejandro El Grande entra en la historia como domador, al ser el único capaz de montar a “Bucéfalo”. Este caballo llegaría a ser tan inmortal como su dueño al que llevó vencedor en las batallas más famosas de la antigüedad, hasta la India.
Allí donde murió de pulmonía, se fundó una ciudad en su honor y en el medio se construyó el Bucefalum su sepultura. Alejandro Magno, educado en una tierra de jinetes como era la Macedonia, y llevado a guerrear en otras tierras de jinetes no menos valientes, usó la caballería por primera vez con criterio racional obligado a ello no solamente por las grandes fuerzas montadas de sus adversarios sino también por las grandes extensiones de terreno que permitían maniobrar rápidamente y con entera libertad.
El desierto de Asia y la abundancia de equinos hacía allí cosas de todos los días el uso de estos animales.