Aleksandra Kurzak, de niña «enamorada» de Plácido Domingo a seguir sus pasos

Aleksandra Kurzak, de niña «enamorada» de Plácido Domingo a seguir sus pasos

Madrid, (EFE).- El póster que Aleksandra Kurzak eligió para colgar en su habitación con sólo 4 años, hace de eso 29, era de Plácido Domingo porque estaba «fascinada», enamorada» de él. Ahora la soprano polaca tiene, como el español, contratos firmados hasta 2016 con los mejores teatros. «Me parece increíble emularle», dice.

Kurzak es la aplaudidísima Susanna de «Las bodas de Fígaro» que se representan en el Teatro Real de Madrid y acaba de sacar su primer disco, una selección de arias que ha titulado «Gioia» (alegría en italiano) convirtiéndose así en la primera artista lírica polaca que firma en exclusiva con una discográfica, nada menos que con Decca. «Nadie me ha regalado la carrera.

He trabajado muy duro toda mi vida para estar aquí», sostiene en una entrevista con Efe la cantante, que alcanzó la fama hace tres años gracias a su interpretación de Matilde en «Matilde di Shabran» en el Royal Opera House-Covent Garden, con Juan Diego Flórez.

 Hija de la también soprano Jolanta Zmurko, empezó con el violín y el piano, pero ella lo que quería era cantar, convenció a sus padres y tras apenas tres semanas de formación logró pasar los exámenes de la Academia Lipinski para estudiar canto.

Debutó como Susanna en «Las bodas de Fígaro» en 1999 y, entre 2001 y 2007, fue miembro de la Ópera Estatal de Hamburgo. En 2004 debutó en la Metropolitan Opera (MET), luego fue a la Royal Opera House-Covent Garden, la Scala…. y ya no ha salido ni saldrá de ellos porque tiene contratos firmados hasta 2016.

La próxima temporada debutará en Los Ángeles con «Cossi fan tute» y después hará «Lucia de Lamermoor» en Varsovia, «Las bodas de Fígaro» en el Covent Garden, en la Scala y en Viena; y se estrenará como la Mimí de «La Boheme» en San Carlo, en Nápoles. España le encanta, porque le parece «un poco alemán, todo tan limpio y profesional pero con el espíritu del sur».

Además, fue el primer país en el que cantó fuera de Polonia, cuando tenía 22 años, y se ha vuelto muy importante» para ella porque su primer disco, una selección de las arias más populares del repertorio clásico, se ha grabado con la Orquesta de Valencia (este de España), «una experiencia buenísima porque es una formación fantástica, con una gran voluntad de trabajar», asegura.

Su gran sueño ha sido siempre grabar con Decca, siguiendo los pasos de su mito, Plácido Domingo.

«Mis amigas tenían a Michael Jackson en la pared y yo a él», resume con devoción. «He sido desde siempre una gran fan de Domingo porque mi madre era una gran enamorada de él, tanto del cantante como de la persona.

Mi padre estaba incluso un poco celoso y decía ‘Plácido, Plácido, Plácido siempre, ¿y yo?'», recuerda riéndose.

Kurzak se presentó en 2000 al concurso para jóvenes cantantes de Domingo, Operalia, pero ni conoció a su ídolo ni ganó, aunque un miembro del jurado, Peter Katona, se fijó en ella y cuatro años después le propuso reemplazar a la soprano que iba a cantar en el Covent Garden el papel de Aspasia en «Mitriade, re di Ponto», de Mozart.

Un año más tarde coincidió con Plácido Domingo y, para su sorpresa, no sólo sabía que se había presentado al concurso sino las piezas que había cantado.

«Estar con él fue increíble, incluso me hice una foto», la que ha sustituido en sus camerinos al póster del tenor español que siempre la acompañaba. EFE

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