El Premio Nobel de Química fue concedido este miércoles al estadounidense nacido en Alemania John B. Goodenough, al británico Stanley Whittingham y al japonés Akira Yoshino por su papel clave en el desarrollo de las baterías para multitud de dispositivos móviles y del vehículo eléctrico.
Goodenough nació en 1922 en Jena (Alemania), se dedica a la ciencia de materiales en la Universidad de Texas, en Austin (EE.UU.), y es conocido por su contribución al desarrollo del material clave para la batería recargable de iones de litio. Ha trabajado en materiales como los que se encuentran en las baterías durante siete décadas.
En 1944 se licenció en Matemáticas por la Universidad de Yale y trabajó luego como meteorólogo durante la II Guerra Mundial en las islas Azores (Portugal).
Obtuvo una maestría en Física por la Universidad de Chicago en 1951; comenzó a trabajar en el Massachussetts Institute of Technology (MIT) y luego pasó a la Universidad de Oxford como profesor y responsable del Laboratorio de Química Inorgánica.
Tras dejar Oxford se trasladó a la Universidad de Austin; es autor de ocho libros y más de 800 artículos en publicaciones especializadas. Ha recibido, entre otros galardones, el Enrico Fermi (2009), y el Charles Stark Draper (2014).
Stanley Whittingham nació en el Reino Unido en 1941 y trabaja actualmente en la Universidad de Binghamton (Nueva York); obtuvo su licenciatura en Química por la Universidad de Oxford en 1964 y se doctoró en esa misma institución en 1968.
Ha declarado que el interés principal de sus investigaciones se centra en lograr la mejora de la capacidad de almacenamiento de los dispositivos electroquímicos con el fin de garantizar la viabilidad de las energías eólica y solar.