Alemania, Francia, Londres acuerdan alianza

Alemania, Francia, Londres acuerdan alianza

BERLÍN (EFE).- Los líderes de Alemania, Francia y el Reino Unido acordaron ayer en Berlín una serie de propuestas para mejorar la competitividad de la UE y defendieron la utilidad de su alianza diciendo que es bueno para todos que se entiendan los grandes.

La cumbre entre el canciller alemán, Gerhard Schroeder, el presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair, concluyó con la presentación de una larga lista de peticiones a la CE, entre las que destaca el nombramiento de un vicepresidente de la Comisión para reformas económicas.

Los tres dirigentes no se contentaron con presentar sus propuestas a la prensa, sino que celebraron una ceremonia formal de firma de la carta que enviarán a la Comisión, a la Presidencia irlandesa de la UE y a los demás países miembros, como si de un tratado vinculante se tratara.

No obstante, los tres insistieron en que la cooperación trilateral «no es exclusiva» (Blair) y «no va en contra de nadie» (Chirac) y en que, como dijo el presidente francés, «no se nos puede reprochar nada, al menos de buena fe».

Por lo contrario, afirmó Schroeder, los problemas que se han tratado en Berlín son comunes a todos los países de la Unión y las soluciones «que son buenas para nosotros son buenas para todos».

Blair recalcó, por su parte, que los tres países presentes hoy en la Cancillería alemana no sólo suman casi la mitad de la población comunitaria, sino que aportan más de la mitad de su Producto Interior Bruto (PIB) y «está claro que lo que acordemos es beneficioso para nosotros y para los demás».

La reunión de Berlín, preparativa de la cumbre europea de Bruselas, que se celebra los 25 y 26 de marzo, no es menos legítima que las que celebran otros muchos grupos de países para elaborar propuestas, señalaron y Chirac se mostró convencido de que «la visión y la experiencia» de los tres líderes es útil para todos.

«No queremos dominar a nadie y desde luego no queremos dominar a Europa», declaró Schroeder.

Esta cooperación tripartita ya ha dado frutos en el pasado, en la iniciativa diplomática en Irán o en las propuestas de seguridad y defensa elaboradas en septiembre pasado que desembocaron en una nueva política europea, señalaron los mandatarios que dijeron que piensan mantener esta colaboración.

La alianza trilateral no llegará al grado de «profundidad» y de «cotidianeidad» de la relación franco-alemana, que es, dijo Chirac, de «naturaleza particular», y así lo aceptó Blair, aunque señaló que «una verdadera coordinación es algo extremadamente positivo» y muy de agradecer.

El primer ministro reconoció «francamente» que hace sólo un año las relaciones tripartitas pasaron por momentos muy difíciles debido a la guerra de Irak, pero señaló en la situación ahora es muy diferente.

Schroeder, Chirac y Blair esperan con su iniciativa de hoy lograr en lo económico y lo social el mismo impulso que consiguieron recientemente con su propuesta de seguridad y defensa.

Los tres países, que recuerdan una y otra vez en los documentos el retraso en materia de desarrollo tecnológico y competitividad de Europa respecto a EEUU, proponen un catálogo de medidas para fomentar la investigación e incentivar la inversión privada y estatal en ese campo.

Por otra parte, piden reformas para paliar el impacto del envejecimiento de la población sobre el sistema de seguridad social.

Para que no se vaya de las manos la coordinación de la política económica y social en una Unión de 25 miembros, Alemania, Francia y Gran Bretaña proponen la creación de la figura de vicepresidente de la Comisión «exclusivamente dedicado a las reformas económicas».

La reunión de hoy tuvo un carácter especial pues por primera vez fue más que una cumbre ya que se sumaron a los trabajos los ministros con carteras que inciden en la política económica y social de los tres países.

La cumbre concluye con una cena de los líderes y sus ministros de exteriores en la que se abordará, entre otras cuestiones, el proceso diplomático para la aprobación de una Constitución sin la cual la UE podría seguir su desarrollo por grupos y a distintas velocidades.

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