Berlín. Alemania abrió este miércoles el proceso para rehabilitar e indemnizar a los cerca de 50.000 hombres condenados por homosexualidad en base a un texto nazi que siguió en vigor después de la Segunda Guerra Mundial.
«La rehabilitación de los hombres que fueron llevados delante de los tribunales por su homosexualidad tendría que haberse hecho hace mucho tiempo», declaró en un comunicado el ministro de Justicia Heiko Maas, tras la adopción de un proyecto de ley sobre este tema en el consejo de ministros.
«Fueron perseguidos, castigados y deshonrados por el Estado alemán sólo por su amor por otros hombres», añadió el ministro socialdemócrata, que para imponer su texto tuvo que perseverar con empeño ante las reticencias del ala conservadora del partido de la canciller Angela Merkel, durante meses de negociaciones.
El texto todavía tiene que ser aprobado por el Parlamento. Establece 3.000 euros de indemnización por condena y 1.500 euros por año de detención. Además, el gobierno invertirá 500.000 euros por año en un fundación especializada en le memoria histórica sobre este asunto.
“Estigma”
«Los homosexuales condenados no tienen que sufrir más este estigma», que en muchos casos «destruyó su trayectoria profesional y su vida, simplemente», recalcó el ministerio de Justicia.
Esta iniciativa tiene lugar meses después del anuncio de una ley similar en Inglaterra y Gales, aunque en estos casos el texto solo se aplica a los difuntos. Escocia sin embargo anunció que también quería rehabilitar a los hombres afectados todavía en vida.
Durante 122 años, desde 1872 hasta su derogación en 1994, el artículo 175 del código penal alemán castigaba con penas de cárcel «los actos sexuales contra natura (…), ya sean entre hombres de sexo masculino o entre hombres y animales».
Las penas fueron recrudecidas en 1935 por una enmienda nazi que establecía hasta 10 años de trabajos forzados. Más de 42.000 hombres fueron condenados por esta causa durante el Tercer Reich, enviados a la cárcel y a campos de concentración.
Pero este artículo 175 se mantuvo después de la guerra, convirtiéndose durante décadas en el único vestigio legal de las persecuciones nazis y conllevando 50.000 nuevas condenas bajo la joven democracia de la Alemania occidental.
«Eran perseguidos, expulsados de sus trabajos, interrogados por sus colegas, sus amigos y los miembros de sus familias», recordaba recientemente el diario Süddeutsche Zeitung, que habló de una «muerte social».