Alemania y Países Bajos, los vencedores de la moneda euro

Alemania y Países Bajos,  los vencedores de la moneda euro

Alemania y el Reino de los Países Bajos han sido los grandes ‘vencedores’ de la Eurozona desde que la divisa única se introdujese hace ya dos décadas, mientras que otros países como Italia, Grecia, Irlanda, España, Portugal y Chipre han sido perdedores, según un estudio del think tank alemán Centre for European Policy (CEP).

La mayoría de los miembros de la zona euro han disfrutado de períodos en los que la unión monetaria ha sido positiva en términos netos, pero los períodos en los que supuso un lastre para el crecimiento, aunque más cortos, fueron mucho más duros y destructivos para la economía.

«En los primeros años después de su introducción, Grecia ganó enormemente con el euro, pero desde 2011 ha sufrido enormes pérdidas», sostienen los autores. Aún así, en conjunto, los griegos son 190 euros más ricos de lo que hubieran sido sin el euro.

En cuanto a España, el estudio señala que desde 1999 hasta 2010, ese país se benefició del euro en lo que a crecimiento se refiere. No obstante, «desde 2011, el euro ha resultado ser un obstáculo para la prosperidad. Las pérdidas tocaron techo en 2014. Desde entonces se han ido reduciendo de forma estable… aún así, como balance general España ha perdido 224.000 millones de PIB (en el periodo de 20 años) o 5.031 euros por cápita.
Esta situación podría revertirse en pocos años si España se centra de forma firme en las reformas», destaca el informe.
El uso de una misma divisa con un solo tipo de cambio ha sido un factor clave para que los países más competitivos se hayan beneficiado en términos económicos. Sin embargo, para la mayor parte de países que quisieron formar parte del club de la moneda única, ésta ha terminado siendo un obstáculo para el crecimiento económico, según el think tank alemán Centre for European Policy (CEP).
El estudio, realizado por varios economistas del CEP, analiza ocho países de la Eurozona y muestra que los grandes defensores de la ortodoxia fiscal, que a su vez han sido los más críticos con los rescates de los países endeudados de la periferia, han sido los mayores beneficiarios.
Con su introducción en 1999, el euro desencadenó un auge en el crédito y la inversión en los países menos desarrollados del bloque al extenderse los ‘beneficios’ del entorno de tipos bajos de interés que necesitaban Alemania y otros países importantes de la Eurozona (porque no crecían y presentaban un desempleo relativamente elevado). Mientras tanto, los países del sur que crecían a un ritmo superior a la media del bloque y tenían tasas de inflación superiores, por lo que convivían con unos tipos de interés reales negativos (tras descontar la inflación).
Este escenario supuso un claro incentivo para la inversión y el consumo en unos países que estaban creciendo por encima de su potencial, lo que terminó generando grandes desequilibrios exteriores (déficit por cuenta corriente) e interiores (burbujas de precios de los activos). Mucho crédito barato y una asignación del mismo dudosa lastraron la productividad y la competitividad de esos países.
Esas deudas (el otro lado del consumo y la inversión) se hicieron difíciles de sostener después de la crisis financiera de 2008, y Grecia, Irlanda, España, Portugal y Chipre se vieron obligados a solicitar ayuda financiera a medida que el crecimiento se hundía y escaseaba la financiación que en el pasado inundó esas economías.

«Aunque Mario Draghi fue capaz de estabilizar el mercado de capitales con su promesa (whatever it takes), los problemas fundamentales no cambiaron en la Eurozona… el hecho de que los países del área euro ya no pueden devaluar su divisa para recuperar la competitividad internacional; un método usado de forma habitual antes de que el euro se pusiese en circulación, mantiene los desequilibrios presentes», comentan.
Más ricos
Se estima que, desde 1999, los alemanes son de media 23.000 euros más ricos de lo que lo hubieran sido sin el euro, y los holandeses 21.000 euros más ricos. Por el contrario, los italianos y los franceses son 73.000 euros y 56.000 euros más pobres respectivamente. Irlanda, una de las economías que más rápido está creciendo en la actualidad, no se ha podido incluir en el análisis por la falta de datos necesarios para realizar los modelos contrafactuales que han arrojado estas llamativas conclusiones.

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