Alentador

Alentador

Los precios de los principales combustibles que se consumen en el país han experimentado bajas considerables en las últimas dos semanas. En ese período la gasolina premium ha bajado RD$12.80, la regular RD$10.80 y el gasoil RD$9.20, lo que ciertamente constituye un signo alentador para todos.

Estos descensos parecen responder a las declinaciones sucesivas que se han estado registrando en la corización del dólar en el mercado libre de divisas. Poco, o quizás nada, han influido los precios petroleros, que se mantienen altos y con tendencia a subir aún más.

Pero en este país, lamentablemente, no hay quien imponga reglas para que los precios de los bienes y servicios le sigan las huellas a los hidrocarburos y el dólar. En dos semanas consecutivas de abaratamiento de los combustibles nadie se ha pronunciado para forzar un descenso en los precios de los pasajes y para que sean desmontadas alzas que han afectado a otros renglones, con el pretexto de las alzas en los hidrocarburos. La misma consideración se aplica en lo que concierne a los escalamientos atribuidos a las fluctuaciones de la cotización del dólar.

En medio de la crisis que ha erosionado el poder adquisitivo del salario, sería de gran valor que el costo de la vida siguiera los pasos de la cotización del dólar y los precios de los hidrocarburos. Ello no sólo quitaría presión a la situación familiar, sino que se constituiría en un factor dinamizador del comercio y, por vía de consecuencia, de las finanzas generales del país.

Si alguna política de Estado pudiera estimular que los niveles de consumo básico de la población aumentaran en función del comportamiento de los precios de los hidrocarburos y la tasa de cambio del dólar, de seguro que mejorarían las captaciones fiscales, es decir, las finanzas estatales.

Quizás sería prudente que el Gobierno cree instrumentos que permitan traspasar al costo de la canasta familiar estas tendencias al abaratamiento manifestadas en las últimas dos semanas en los precios de los hidrocarburos y la cotización del dólar. Por lo pronto, es alentador lo que está sucediendo.

Haití

A pesar de la aparente calma, la situación haitiana se torna cada vez más explosiva. Poco a poco, los insurgentes han ido apoderándose de territorio para tratar de forzar al gobierno provisional a recomponer las Fuerzas Armadas. Así, han tomado y controlan todo el Departamento Central, que colinda al Este con Elías Piña; en el Sur dominan Petite Goave, Grand Goave y Jacqmel y en el Norte parte de Gonaives, y continúa el avance.

A pesar de que el artículo 263 de la Constitución haitiana estipula que «la fuerza pública se compone  de dos cuerpos distintos: la Armada y la Policía», es decir, que consigna la existencia de Fuerzas Armadas, el gobierno alega que su condición de provisional le impide reorganizar, como piden los insurgentes, los disueltos cuerpos castrenses.

Por otra parte, las fuerzas de intervención destacadas en Haití nada hacen por detener la situación de enfrentamiento que se ve venir, aún cuando su presencia tiene, según se alega, el objetivo de establecer orden institucional y democracia.

Conviene que el Gobierno Dominicano observe estos acontecimientos y adopte en la frontera las medidas de resguardo necesarias para evitar que el país pueda ser nuevamente utilizado para afectar el destino de Haití.

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