La explotación irresponsable también es falta de supervisión eficiente y eficaz
En mi artículo anterior del pasado miércoles 24 de febrero publicado bajo el título “La explotación minera.
Percances y beneficios” denunciaba el riesgo y peligro que representa para el país, el medio ambiente y nuestros recursos naturales no renovables, la pretensión de la empresa minera Falconbridge Dominicana (Falcondo) de extender su permiso de explotación en una área minera de 4.6 Km2 en Las Manaclitas de loma Miranda, luego de estar prácticamente agotado su anterior permiso para extraer yacimientos de substancias minerales para su beneficio económico.
Afortunadamente, esa pretensión fue retirada antes que la solicitud fuera formalmente depositada para su aprobación por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, al parecer por la actitud de su actual ministro, Dr. Orlando Jorge Mera, que enfáticamente declararía a la prensa que “en loma Miranda lo primero es el medio ambiente” siendo, su firme determinación suficientemente disuasiva.
En efecto. Así lo confirma con el retiro de la solicitud de Falcondo y su posterior declaración hecha pública mediante un inesperado y oportuno comunicado aparecido en los medios de prensa el pasado viernes 26 de febrero donde Falcondo y su casa matriz Americano Nickel Limited, declaran que “la minera desea llevar tranquilidad al pueblo dominicano de que su mayor compromiso es el desarrollo de una minería responsable y con total protección del medio ambiente y los recursos naturales, aclarando enseguida que “su enfoque se encamina como prioridad, a la rehabilitación de los espacios y crear las facilidades para que su riqueza natural pueda ser disfrutada por todos los dominicanos, contribuyendo con todas las facilidades logísticas para que sirvan como áreas protegidas de esparcimiento, como fue concebida al inicio de sus operaciones.” ¡Eureka!
Nada puede ser más alentador y satisfactorio que esa afortunada noticia de la Falconbridge.
La inquietud del pueblo dominicano y particularmente de los ambientalistas, justamente preocupados por las tantas veces que han tenido que recurrir al ejercido de sus derechos constitucionales para proteger nuestros recursos naturales y el medio ambiente, habiendo dejado la explotación minera de empresas extranjeras evidentes pruebas de su irresponsabilidad al igual que la de no pocos gobernantes y empresarios cómplices y depredadores criollos, obligando a la ciudadanía, consciente de nuestras riquezas patrimoniales a manifestarse y tirarse a las calles para evitar mayores males.
Nada más deseado que convivir de manera armoniosa con inversionistas mineros que garanticen la protección nuestros bienes intangibles y la recuperación de áreas afectadas, uniendo esfuerzos e intereses comunes con el Gobierno y con el pueblo, lo que nunca se ha hecho a lo largo del tiempo.
La explotación irresponsable también es falta de una supervisión eficiente y eficaz de gobiernos y organismos competentes que se han hecho la vista gorda permitiendo tales desafueros siendo su deber y obligación primaria velar, junto al pueblo, por la preservación de nuestros recursos naturales, hídricos y el medio ambiente.
Es decir por el bienestar de la nación.
El camino está trillado. Marchemos por el recto camino respetando y haciendo respetar la Constitución y las leyes y el progreso y el bienestar del pueblo como de los inversionistas responsables nacionales y extranjeros, será gratificado.