Continuamos la publicación del diálogo entre Rosa Silverio, Manuel Llibre, Carmen Imbert y yo sobre la poesía.
ROSA: ¿El escritor siempre debe disfrutar cuando escribe? ¿No se suda, no se llora, no se pasa trabajo, no se maldice, no se rompe el papel?
CARMEN: Ay sí, es un disfrute, un gozo casi bíblico.
JUAN FREDDY: Le preguntaron a Borges si sentía placer al escribir. Respondió (cito de memoria): «He oído a escritores decir que escribir es un gran trabajo, gran lucha y angustia. ¿Será que no tienen vocación? Porque para mí, escribir es una pasión encantadora. Si no fuera así no me dedicaría a algo que me fastidia hacer».
LLIBRE: Una comunicadora le pregunta a Silvio: «¡Poeta! ¿Cómo hace usted para lograr esas canciones? Yo trato, me agoto, escribo con toda mi existencia y apenas me salen unos versos”. Silvio le dijo: «Señora, si le da tanto trabajo, no escriba, debe cuidar la salud».
CARMEN: Por eso antaño nos decían vagos.
ROSA: Uno escribe porque lo disfruta, nos hace felices, pues gracias a la literatura tenemos algo a qué aferrarnos para no caer en el abismo.
LLIBRE: Para mí es un gran gozo escribir. Lo hago con la seriedad que amerita, pero siempre es lúdico, pasión, celebración.
¿LA LITERATURA PUEDE LLEVAR A LA LOCURA?
ROSA: Hay quien dice que la literatura puede llevar a la locura. ¿O es al revés?
JUAN FREDDY: El que dice eso, era loco antes de escribir.
CARMEN: Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario… locura-literatura.
LLIBRE: Pero hay que tener cuidado, que escribir no solo debe ser un hecho terapéutico, para curarse del mal de amores en una tarde de lluvia, que no digo que pueda salir un buen poema, pero vamos, esa maldita no se lo merece…buah!
CARMEN: No disimulen; lo disfrutamos porque creamos el mundo que queremos y dominamos.
JUAN FREDDY: Es locura en la medida en que para cada ser humano es una locura vivir. Con todos los riesgos que implica estar próximo a esa fiera plaga que es la humana, con sus agresiones, malas mañas.
CARMEN: Eso permite la literatura, nos convierte en rectores de un universo propio.
LLIBRE: Decía Yoryi Morel: «Llevo muchos años intentando seriamente ponerme loco pintando, y no lo consigo».
ROSA: Bueno, Llibre, yo hice un pique un día que por poco se me envenena la sangre, y escribí un poema, y al rato se me pasó la rabia. De no haber escrito, me da un patatú. Pero la literatura no solo es catarsis, terapia, ¿verdad? También es querer contar algo, y decirlo de nuestro modo particular. Es, con el tiempo y ejercicio diario de las letras, construir un pensamiento, una teoría, una postura, una manera de ver el mundo, un cristal al que quizás otros querrán asomarse…
CARMEN: Claro que no, si lo fuera los fanáticos de la pelota fueran escritores.
LLIBRE: La locura puede ser un buen parámetro donde dibujar la estatura de un poema, en la mente insana de un enajenado pueden encontrarse medidas aproximadas de algunas cuestiones fundamentales sobre el tamaño, la forma, color, olor, dimensiones y otras cuestiones de la poesía más práctica.
CARMEN: La enajenación impide en ocasiones escribir. Presumimos la locura por fascinante.
¿NACE O SE HACE?
ROSA: Y otra preguntita, ya saben que yo soy muy curiosa: ¿el poeta nace o se hace? y si se hace, ¿cómo?
LLIBRE: No puedo decir si un poeta puede fabricarse; quizás sí. Los chinos inventan cada cosa nueva hoy día… pero la sensibilidad para ver y entender al mundo que debe tener un escritor, un autor de poesía; algo difícil de adquirir de golpe, quizás no naces poeta, pero te vas convirtiendo en el camino.
JUAN FREDDY: El poeta, como el asadero, nace. ajajajaajaja
ROSA: ¿Te imaginas a los chinos fabricando poetas para ganar el Nóbel?
CARMEN: Es un peligro, Llibre.
LLIBRE: No, eso serían los japoneses, jajaja.
ROSA: El poeta debe tener el «don» y adquirir las herramientas en el camino.
CARMEN: Algunos se erigen en escritores porque les place y mira que se sufre con ellos y ellas.
LLIBRE: Hay una frase trillada de Neruda que me gusta: el poeta ve con asombro donde otros ven con costumbre. Y yo le agregaría: O no ven nada.
JUAN FREDDY: El poeta en eso no se diferencia de ningún otro oficio: médico, ingeniero, físico nuclear, agrónomo, enfermero, químico, chef, también nacen.
LLIBRE: Si de algo debe preocuparse el ser humano de este tiempo es del endurecimiento de sus emociones; queda cada vez menos capacidad de asombro.
JUAN FREDDY: Para cada cosa hay su arte. Yo me asombro de la cocinera. Cómo puede hacer un sancocho. Si lo hago yo, sale un aceite de vehículo usado.
ROSA: Claro, Juan Freddy. Yo no creo que el poeta sea más especial que un físico, un arquitecto, una profesora o que mi abuelita, que hace un café delicioso. Todo el mundo es especial y único, y todos los oficios son interesantes. Cada quien hace lo suyo, y para cada quien lo suyo es importante.
¿LOS BOLEROS SON POEMAS O NO?
CARMEN: Y el bolero, ¿es poema?
JUAN FREDDY: Es poema. El bolero siempre es poema. Jajaja.
LLIBRE: El bolero es ese agraciado instante donde todo tiene la gracia de parecerse a uno mismo y sus desgracias; sin tragedia no hay bolero, y ni sin bolero tragedia, entonces, ¿qué carajo haría uno en los bares?
El próximo domingo veremos otras caras del poema.