ALERTA. ¿Debe ser triste el poema, o también alegre, humorístico?

ALERTA. ¿Debe ser triste el poema, o también alegre, humorístico?

Juan Freddy Armando.

Continúa el conversachat con los escritores Rosa Silverio, Carmen Imbert, Manuel Llibre y yo. Afinidades y contradicciones discutidas con respeto, libertad y buen humor.

SE ESCRIBE Y LEE POESÍA MÁS QUE NUNCA

JUAN FREDDY: Sobre si hoy se busca más o menos la poesía, veo mucha en blogs, salas de chats, y otros sitios de Internet. Se lee y escribe gran cantidad de poemas. Son gentes que no pretenden ser genios. Simplemente escriben porque sienten gusto por el oficio, que es, a mi juicio, la única razón no patológica para escribir literatura. Nunca en toda la historia de la humanidad tanta gente había escrito y leído tanta poesía, y de calidad.

¿PERDIMOS LA RISA POÉTICA?

LLIBRE: Abordando otro tópico, si hay algo que se pierde en este tiempo es el buen humor, “la risa poética”.
CARMEN: Mencioné la novela de Millás porque el texto lo leí así, como poesía más que narración. Ahora se me ocurre otro asunto. ¿Debe ser triste el poema?
LLIBRE: Los grandes poetas han sido grandes irónicos, maestros del sentido del humor.
ROSA: Buena pregunta, Carmen. ¿Debe ser triste el poema, debe hablar de muerte angustia, de asuntos existenciales? ¿No puede ser divertido, irónico, o qué sé yo? Creo que hay cierto prejuicio. He escuchado a gente decir «eso sí que es un poema», solamente porque es triste.
LLIBRE: No, el poema debe ser poema, nada más. En ocasiones es el lector quien termina completando su significado y lo ve como triste, trágico, alegre o burlón.
ROSA: ¿Acaso es que la tristeza es mejor material para el poeta?
CARMEN: ¿Se imaginan a Miguel Hernández alegre?
JUAN FREDDY: Lo que sucede es que el poema no tiene que ser ni triste, ni alegre, ni mediano, ni simpático, ni irónico, ni antipático, ni de humor, ni de dolor, nada de eso. Debe ser todo lo que de eso sienta el poeta en el momento de escribir. Simplemente.
CARMEN: Eres un maestro, ¡jajaja!
JUAN FREDDY: ¡Jajaja! Es lo que ha ocurrido siempre, desde Quevedo -triste y alegre, divertido y erótico, porno e irónico- hasta Mir, enamoradizo y patriota, amargo y sobrio.
LLIBRE: Sería como imaginarse a Borges sin ironía.
ROSA: Lorca tiene muchos poemas adorables que no tienen nada de tristes.
CARMEN: “Yo me la llevé al río creyendo que era mozuela…”.
JUAN FREDDY: Excelente ejemplo, Carmen. Y tiene uno de los mejores poemas del mundo, lleno de dolor: Llanto por la Muerte de Ignacio Sánchez Mejías. Y el Cante Jondo, en que juega con la tristeza y alegría gitanas.
LLIBRE: Las tristezas, que he sabido por una china amiga que hay de varios tipos, son buen material para poetizar, sobre todo porque sentimos cierta gracia cuando sintonizan nuestras miserias y penas, así que si estamos tristes, un poema triste hace el trabajo.

POE-BACHATA, POE-REGUETÓN

ROSA: Les pregunto cómo se da el proceso creativo en ustedes. ¿Creen en la inspiración, el influjo divino, todo reside en el trabajo o es una mezcla de estos factores?
CARMEN: El humor conmueve. De nuevo retomo mi hipótesis: La poesía debe conmover…
LLIBRE: Hay poe-bachatas.
ROSA: Sí, Llibre. ¿Y se imaginan un poe-reguetón?
LLIBRE: También debe de haberlo.
CARMEN: Y un poe-político, como Amable.
ROSA: Jajajajajajaja, Carmen, qué mala. Yo mejor no digo nada sobre Amable, para no arruinar esta «vaina», jajajaja.
JUAN FREDDY: Claro, Carmen. El poema debe conmover siempre. Si no es como un músculo sin movimiento.
LLIBRE: Amable hace poesía cuando lanza pollos a la multitud, el pollo en el aire ignora su tragedia, cree acaso emprender el libre vuelo.

PROCESOS CREATIVOS

ROSA: Entonces, repito: ¿cómo se da el proceso creativo en ustedes? ¿Creen en la inspiración, el influjo divino, todo reside en el trabajo o en una mezcla de estos?
JUAN FREDDY: Mira, yo creo que la literatura no es posible hacerse sin inspiración. Ahora bien, tú puedes crearte tú misma la inspiración cuando llegas a dominar los resortes internos de la creación, el proceso de llegar a tu inconsciente y sacar de allí los efluvios extraños, las contorsiones de la realidad, las disfunciones de la lógica que producen la creación.
CARMEN: Pero a veces nos quedamos solo con la inspiración
ROSA: ¿Y eso de que el escritor es un 10% inspiración y un 90% esfuerzo? ¿O cómo son en realidad los porcentajes?
JUAN FREDDY: Creo que cuando aprendes las técnicas de escribir logras hacerlo sin esfuerzo. Lo que haces con esfuerzo, difícilmente sea arte, porque no lleva gusto. Reservo el esfuerzo para corregir lo creado, ahí sí.
CARMEN: Sin trabajo el oficio no existiría, nos quedaríamos en el parque Colón «inspirados».
ROSA: Sí, Juan Freddy, pero hay escritores a los que les cuesta enfrentarse ante la página en blanco, ¿o no? Y eso no quiere decir que no dominan la técnica o que no disfrutan cuando escriben, tan solo que no tienen el hábito, que les cuesta sentarse frente al ordenador o tomar el papel.
JUAN FREDDY: El mejor trabajo consiste en no trabajar. En hacer lo que te gusta: leer, vivir y escribir mucho. Aunque tienes razón: son dos métodos, según el temperamento. En su libro Los Creadores, Stefan Sweig dice que Mozart, entraba en delicioso trance creador, y luego apenas tenía que corregir. Beetoven creaba luchando, corrigiendo y volviendo a comenzar.
LLIBRE: Es cierto lo que dice Carmen, hay que trabajar para escribir, no que nos dé trabajo escribir.
Parafraseando al extinto productor radial Manuel Antonio Rodríguez (Rodriguito), “…este diálogo no se detiene; prosigue su agitado curso el próximo domingo”.

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