La lectura de la historia nos muestra que los cambios que ha hecho el ser humano han sido casi siempre por vía de la violencia.
Tan es así que uno de los más sabios estudiosos de la economía y la sociedad en general -Marx- ha llamado a la violencia “partera de la historia”. Yo, satirizando al maestro con mi burlesco, desagradable y mal sentido del humor le diría que también, individualmente, puede ser la “partera y sepulturera de la histeria”.
Pero el hombre no es el único violento. Con eso no aporta nada nuevo al mundo, pues los demás animales así viven: en lucha feroz de unos contra otros, matando, hostigando; desayunando, almorzando y cenando con restos miembros de distintas especies. Y cuando no arrebatan la vida a otros animales se la quitan a los vegetales, para hacer alimentos, refugios, herramientas.
Sobre nuestra raza, podemos ver su devenir en los estudios de antropología. El presentador del libro “De animales a dioses: Breve historia de la humanidad” del joven sabio israelí Yuval Noah Harari, refiere lo señalado por esa obra: “Hace 100,000 años al menos 6 especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una, la nuestra: Homo sapiens. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia?”.
Yo le respondo: con la violencia. Como se impusieron todos los sistemas sociales subsiguientes. Esas hordas hordas salvajes del comunismo primitivo, fueron desplazadas por el esclavismo. Destruido por los señores feudales. Destronados por el capitalismo que llega hasta hoy. El socialismo fracasó en su intento de superarlo. Lo cual no garantiza que el capitalismo sobrevivirá, -a pesar de haber mostrado gran capacidad de reestructurarse desde sus propias crisis y contradicciones- pues las estructuras modernas tienden hacia una horizontalidad económica, social y cultural que puede eliminarlo. Ojalá que sea superado sin violencia.
Indudablemente, vendrá otro sistema, a menos de que la capacidad destructiva humana llegue antes al exterminio total de la especie, “con un solo resuello” nuclear, parafraseando al vate Pedro Mir en su poema “Al Portaviones Intrepid”, o por otro de nuestros inventos.
LA MÁS GRANDE DE LAS REVOLUCIONES ES PACÍFICA: INTERNET
Sin embargo, la internet, esta revolución sin sangre es una una muestra de que en el universo no hay leyes sin excepción. Pues, luego de tantos cambios violentos, el más profundo de todos deviene pacífico.
Internet está destinada a ser la más grande revolución que ha conocido la humanidad. Llamada a cambiar por completo el devenir de humanos y humanas. Incluso, podría transformar su estructura mental y física.
La web cibernética es totalmente pacífica. Sin piedras, bastos, espadas, cuchillos, bayonetas, fusiles. Sin bombas lacrimógenas, molotov ni nucleares. A pesar de haber sido creada como parte los inventos de científicos al servicio del ejército de EEUU durante la llamada Guerra Fría que en el siglo pasado sostuvieron los Estados Unidos y la Unión Soviética, dos imperios que, como otros, intentaron el dominio absoluto. Y, contrario a lo esperado, uno -la URSS- murió por suicidio. El otro va hacia ese mismo tipo de muerte, como consecuencia de la falta del que otrora le hacía contrapeso, y le servía de pretexto para amenazar, chantajear y conseguir el apoyo del mundo a su hegemonía económica, militar y social, so pretexto de combatir el peligro que supuestamente representaban socialismo y comunismo.
HAY TRES INTERNETS
Debemos dejar de hablar de la internet y pasar a decir las internets, pues, hasta donde sé, existen tres: de Estados Unidos, China y Rusia. Porque, este no es más que una red mundial de computadoras interconectadas, creada, como he dicho, por el ejército norteamericano en los años ’60 del siglo XX, y luego globalizada y enriquecida en los ’80 de la misma centuria.
Como esta primera web la controlan el Pentágono y la CIA, China y Rusia han creado las propias, en su competencia por el dominio de los mercados mundiales.
¿POR QUÉ LOS INTERNETS REVOLUCIONARÁN LA VIDA HUMANA?
Esa y otras interrogantes, trataremos de responderlas en próximas entregas. Igualmente, abordaremos las posibilidades de aniquilación del ser humano provocadas por el poder de la inteligencia artificial, cuya multiplicación cualitativa y cuantitativa parece velozmente conducir a que los robots desarrollen voluntad propia, conciencia de sí, y enfrenten a los humanos.
Podrán decirme que es pura fantasía, pero las de Julio Verne lo fueron, y hoy son realidades. ¿Por qué estas no?