ALERTA. “Después de tanto arder”, Soledad gana el Premio Casa

ALERTA. “Después de tanto arder”, Soledad gana el Premio Casa

Juan Freddy Armando

Felicito a nuestra escritora Soledad Álvarez por ganar el Premio Casa de las Américas 2022 con su libro «Después de tanto arder». A pesar de no haber leído dicha obra, creo que la poeta lo merece, pues conozco la calidad y calidez de su poesía por otros de sus libros. Versos límpidos, trascendentes por su fuerza humana y creativa. Poseen pasión, sensibilidad y compromiso con valores y derechos de la mujer, vista como compañera, no como esclava o contraria del hombre.

Su admirable visión del amor tiene el enfoque innovador que viene de su conciencia revolucionaria, en el sentido creativo, social y político. Su lucha colectiva y sueño personal dialogan, discuten, se armonizan. La poeta estrenó el nuevo erotismo que preludiaron Walt Whitman y Maya Angelou: carnal y material. Sublime pero corpóreo. Tierno pero ardiente.

A ello suma un elemento poco frecuente en lo amatorio: el doble juego mental del sexo: por momentos es dolor, sufrimiento; en otros, placer, éxtasis supremo.

Su obra mereció el Premio Nacional de Literatura de este año, y ahora el Premio Casa de las Américas. Nuestra poeta conjuga intelecto y creación, análisis y arte, y eso le permitió destacarse en una época de hombres, como fue la de su generación: de la postdictadura trujillista, 1961 y la postguerra de abril, 1965.

En un mundo dividido en dos extremos inconciliables (izquierda marxista y derecha imperialista) ha sabido sostener una ideología de defensa de los intereses de nuestro pueblo, con posiciones de vanguardia política y literaria sin caer en la crudeza panfletaria ni en la irresponsabilidad evasiva.

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“Se enseña con el ejemplo”, decía Aristóteles. He aquí dos poemas de Soledad Álvarez:

Primer encuentro

Marco mi territorio con la lengua,

la tierra de carne y hueso donde retoña el instante

hasta abrir los cauces de la eternidad:

alto pelaje nocturno poblado por mis huellas,

escrutable en sus orificios,

en el gozo presentido que asciende por celajes de temblor

como pez en vorágine de líquenes y armas tibias.

No hay reparos que no deshaga mi lengua

ni espacio intocado que no explore

este lento acariciar mamífero en la noche del primer fuego,

hombre y mujer descubriéndose,

olisqueándose donde crece una flor viva

y la sed abreva en pozos y estalactitas intimas.

Aquí hueles a cardumen y médanos tibios,

aquí rezuma un dulzor que extiende su espesura

y se derrama como ofrenda en la planicie esférica del vientre.

Movimiento miscible. Desgarradura de velámenes.

Yo oigo el ir y venir del tiempo en su marea,

dejándome ir me encuentro conmigo en lo que abrasa

—entraña henchida de goce y soledades—

y entre un latido y otro

   acezantela infinitud de la pequeña muerte.

Interpretación de eva

(parte primera, segunda, tercera y cuarta)

I

No hay lugar más seguro que tu costado

sin embargo desde tu costilla

emprendo un viaje largo.

II

Soy todas las mujeres y a todas sobrevivo

Desde siempre habitan en mí.

Entretejen semejanzas.

Dan forma a las formas redondas que me definen:

     la luna de los pechos

    el medio círculo de las caderas

    el fruto que se desprende y duele.

Cada vez regresan por arenales de sojuzgamiento.

En una mano la espada de la venganza.

En la otra una calabaza llena de leche para dar

    de beber a las criaturas.

¿Cuántas veces habrán de herirme sus heridas?

¿Cuántas habré de derrotar los perros de la duda

      que sueltan en mi alma?

Son las mujeres que soy

las que hurgan con las uñas en el corazón de la cebolla

      y no encuentran su destino

las locas traspasadas por mil falos

las que ardieron en el fuego pero callaron el secreto

de las pócimas y los conjuros.

Criaturas desposadas en ceremonia de mercaderes.

Madreamantes hijahermanas

contra las tablas en su duelo.

III

La que encendió el primer fuego y no supo su nombre

    yace en una piel de leopardo

Duras las manos que moldean la piedra

    y desuellan el pez

duras las piernas por la plenitud de los caminos.

El tac tac del hacha hiere el corazón

y el amuleto de caracoles no la salva

   de los hombres ni de las fieras.

Solo viento y lluvia la llevan hasta las inmensidadades

   que no entiende

solo adentro

en esa otra inmensidad del sueño

dice no a la tribu

y se aleja

por entre oscuras flores ancestrales.

IV

Dejé la casa de madera de la infancia. El patio cercado de cundeamores y coralillos donde una noche de San Juan enterré una moneda para que creciera un árbol de plata. No miré hacia atrás. El pasado solo depara engaños. Esa noche los muchachos del pueblo descubrieron mi desnudez mientras yo enterraba la vergüenza en sus monedas usadas. Esto sucedió hace ya mucho tiempo. Desde entonces he servido a innumerables comerciantes, poetas, marineros. Ninguno supo cuántas noches esperé aquel árbol en el patio de mi infancia.

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