Indudablemente, uno de los críticos más importantes de nuestro país es el Dr. Diógenes Céspedes, Premio Nacional de Literatura, quien se dedicó desde su juventud al estudio de las piezas literarias. Luego lo hizo a nivel superior, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y después haciendo un doctorado en la prestigiosísima Universidad de La Sorbona, en París. Además, su revista Cuadernos de Poética se dedica principalmente a estudios críticos.
Ese importante intelectual, mi compueblano hatomayorense, me escribe:
LA OPINIÓN DE DIÓGENES CÉSPEDES
“Leída la última entrega del coloquio sobre la crítica entre tú, Rosa y Llibre.
Interesantes las respuestas. Lo único que les faltó por definir: a cuál crítica se refieren. Para analizar una obra literaria hay decenas de métodos. El más común de todos los métodos es el estilístico, que se caracteriza por el dualismo entre fondo y forma y su concepción instrumental del lenguaje. Este método estilístico ha parido los demás: el sociológico, el estructuralista, el sicológico, el historicista, el sicoanalítico, el genético, el marxista, etc. Ninguno tiene por objetivo determinar el valor literario, aunque diga que ese es su propósito. Su meta es analizar el contenido o la forma ideológica de la obra literaria.
Hasta ahora, solo el método de la poética ha dicho que su objetivo es determinar el valor de la obra literaria a través del análisis del ritmo y sin una concepción instrumental del lenguaje, sino basado en la teoría del signo como radicalmente arbitrario y radicalmente histórico, tal como lo definió Saussure. Y en esto reside la especificidad de la obra literaria.
Si ustedes como creadores desean obviar la crítica, están en su derecho. Lo que no podrán obviar jamás como creadores de ficción es con cuál teoría del signo y del lenguaje escriben ustedes sus obras, ya que ambas son la materia prima de la escritura. La otra parte de la obra literaria es inconsciente. A la presencia de ritmo, lenguaje e inconsciente debe estar atento todo crítico que no sea dualista del fondo y la forma.
Y una última observación. El ritmo se define en el método de la poética como el movimiento de la palabra en la escritura, y ese movimiento tiene como política orientar los sentidos de la obra en contra de las ideologías de la época que le ha tocado vivir al escritor. A eso le llamaba Llibre, los conflictos.
Les hice el comentario porque vi en el debate de los tres opiniones responsables, respetuosas y plurales acerca de la crítica y cómo deben procesarla ustedes, escritores”.
MI ENFOQUE SOBRE SU OPINIÓN Y LA CRÍTICA
Mi inmediata respuesta, al recibir sus mensajes, ha sido solicitarle permiso para publicar sus juicios y comentarlos, lo cual hago precisamente en esta entrega.
Su respuesta no se hizo esperar:
“Cómo no, querido poeta. Y se lo hace llegar a Rosa y a Llibre. Para ustedes tres fue hecho el comentario. Porque sé que me estiman y no se lo toman a mal, como muchos jóvenes infatuados que se creen Sócrates de la literatura”.
Para mí fue una gran alegría enterarme de que intelectuales como Diógenes Céspedes, Bruno Rosario Candelier, Bernardo Vega, Miguel de Camps, Frank Moya Pons, leen lo que escribo.
He ido enterándome poco a poco y en distintas ocasiones sobre esas lecturas, y ello me produce gran satisfacción, ya que son personas estudiosas del mundo cultural dominicano, cuyas opiniones y escritos tienen gran peso entre los conocedores del país.
Estoy totalmente de acuerdo con Céspedes en su enfoque sobre las distintas críticas, dependiendo siempre del punto de vista con que se trabaje. En mi caso particular, prefiero la estilítica.
Porque, a mi juicio, es es la que mira ante todo lo creado (que en este caso se trata de textos literarios, pero que también puede abarcar, de alguna forma, las otras ramas o disciplinas del arte: pintura, música, escultura, danza, teatro, cine, etc.) partiendo de los valores artísticos que el espectador ha de encontrar, consciente o inconscientemente, en una obra. Contiene los elementos básicos para determinar su calidad dentro del mundo literario.
Me refiero, tal como he señalado en otras ocasiones, a los que definen si una obra de arte es tal o no: 1ro. Lo creativo, que observa en cuánto se diferencia la obra analizada de su tradición o tradiciones con las que conecta. 2do. Lo lingüístico, que señala ritmo, organización, lenguaje, tropos, experimentos verbales, etc. 3ro. Lo filosófico, que define en qué medida hace pensar en una idea o concepción sobre el universo a cuyo conjunto pertenecemos. 4to. Lo humano, cuya referencia es fundamentalmente a hacer sentir la presencia viva y activa de hombres y mujeres en sus conflictos, angustias y alegrías. 5to. Lo ético y moral, que nos lleva directa o indirectamente a hallar en los sustratos o telones de fondo de la obra juicios sobre la conducta de la gente desde el punto de vista de deberes y derechos en relación con sus semejantes, ya sean valores universales o locales.
Obviamente, la mayor o menor presencia de estos items, la forma en que intereactúan con otras entidades de la vida nos darán la cédula de identidad de cada pieza artística en su tan individual particularidad.
No obstante, cada obra creadora es única, e inaugura un nuevo enfoque sobre estos 5 elementos. Lo cual viene de componentes personales y epocales: manera en que fue criado el autor, costumbres de cada comunidad o país, conocimiento de los avances científicos, tecnología, intensidad de las creencias religiosas, tipos de Estados y gobiernos y otras entidades que impactan las vivencias del artista antes y durante el proceso de su obra.
El próximo domingo veremos otros temas.