ALERTA. El escritor José Reyes “En defensa de un error”

ALERTA. El escritor José Reyes “En defensa de un error”

Juan Freddy Armando

Este profundo texto de José Reyes, autor dominicano residente en EEUU., me encantó en el sentido actual, que encantar es emocionar, y en el antiguo, cuando encantar era transmutarnos. Me ha transmutado en su admirador. Helo aquí para encantar de ustedes.

“Nos narran las sagradas escrituras sobre la vida del hombre más sabio de la época en que los descendientes del patriarca Abraham dejaron de ser nómadas para construir ciudades fortificadas, y tuvieron la necesidad de elegir a un rey. Es bien sabido que David fue el segundo monarca en dirigir al pueblo hebreo. Peleó grandes batallas, derrotó a la gran mayoría de sus adversarios, y también cometió garrafales errores, siendo el más notable el haberle quitado la mujer y la vida a uno de sus mejores colaboradores: Urías, quien era jefe de la seguridad del rey.

José Reyes escritor dominicano resiente en EEUU. jpg
José Reyes, escritor dominicano resiente en EEUU.

Traigo esta historia de la antigüedad a este presente lleno de misterio, porque un hijo del rey David llamado Salomón, quien también fue rey sobre Israel, fue fruto de aquel error descomunal cometido por su padre. Quizás por un asunto de conocimiento de aquel error ya enmendado, Salomón nos ha legado en unos de sus incontables proverbios lo siguiente: “Donde no hay consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria”.

Para esta fecha, acostumbro hacer un inventario de las obras que he podido leer y analizar en el transcurso del año, y hoy tuve la alegría de encontrarme nuevamente con esta cátedra de moral y cívica, la cual está en mi pequeña colección de obras de consultas: ”En defensa del error”, de la autoría de Kathryn Schulz, escritora y periodista consagrada al bien común.

LA “ETICA FUNCIONAL” DEBE IMPARTIRSE EN LAS ESCUELAS

Es una joya literaria que debería estar en cada hogar, en cada escritorio de los funcionarios públicos, incluyendo el escritorio del presidente de la República. Es una obra hermosa por dentro y por fuera. Quisiera tener los medios necesarios para hacer que cada adolescente de mi patria la leyera, que se imparta como materia en las escuelas. Quizás ayudaría a revertir el azaroso detrimento en que ha caído la mal llamada sociedad del milenio.

Escultura del rey David. jpg

José Ingenieros, en su obra ”Ética funcional” nos legó una lección importante que va muy acorde con esta defensa del error: “El ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones, sin la sombra ignoramos el valor de la luz, porque el hombre normal no existe; no puede existir”.

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¿Sería por esta razón que Píndaro dijo que el hombre es tan solo la sombra de un sueño? Quizás es mera coincidencia, pero lo cierto es que ambos cerebros coordinaron un mismo pensamiento con tres milenios de diferencia, como para dejarnos saber que somos la secuencia de una misma estirpe.

ASTRÓNOMOS SE NEGARON A AUSCULTAR EL CIELO, TEMIENDO VER SUS ERRORES

Los hombres rutinarios desconfían de su imaginación, santiguándose cuando esta les atribula con heréticas tentaciones. Reniegan de la verdad y la virtud si ellas demuestran el error de sus prejuicios; muestran grave iniquidad cuando alguien se atreve a perturbarlos. Astrónomos hubo que se negaron a mirar el cielo a través del telescopio, temiendo ver desbaratados sus errores más firmes.

La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. La virtud implica una capacidad de rectificaciones espontáneas, el conocimiento leal de los propios errores como una lección para sí mismo.

El hereje no es el que arde en la hoguera, sino el que la enciende, nos ha dicho Shakespeare. Leyendo esta obra he podido entender que los errores son para el ser humano, lo mismo que los exámenes para un estudiante.

Termino esta nota con una frase que aprendí en la secundaria y que jamás he olvidado. La primera vez que la escuché de labios de mi profesor de ciencia sociales, quedé convencido de la que era de la autoría del prelado Agustín de Hipona.

Aun todavía así aparece en algunos escritos. Pero más tarde, cuando comencé a profundizar en la historia de la antigüedad, encontré que la frase en realidad es de la autoría de Marco Tulio Cicerón, filosofo, orador y escritor de la Roma imperial, según nos narra su principal biógrafo: Cornelio Nepote en su obra titulada: “Sobre los hombres ilustres”: “Errar es de humanos, perdonar es divino, rectificar es de sabios”.

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