Hoy, mediodía del 12 de noviembre de 2019, mientras manejaba el vehículo para ir de mi oficina a casa, vi un coquero, y de inmediato mis papilas gustativas, los líquidos de mi sistema digestivo empezaron a subir y a presionar a mi mente para estimularle el deseo de tomarme un agua de coco. Y, como me dijo una vez una mujer “Un número que me gusta y un billetero que insiste, de seguro lo jugaré”. La mente ordenó a mis manos echar a un lado el vehículo y a los pies frenar para estacionarlo.
Al gusto maravilloso gusto del líquido interior del coco le agregué la idea de llevarle a mi ayudante hogareña la masa del coco, y pedirle que me hiciera uno de mis platos favoritos: chenchén. Compré uno y me tomé el agua y pedí que lo pelaran.
Mientras me tomaba el agua del coco, no sé por qué casualidad o causalidad, me vino a la mente la canción “Así, tan Sencillamente”, de René del Risco Bermúdez, y entonces y solo entonces tomé conciencia de que había escrito una serie de artículos sobre dos de los Renés (el poeta y el cuentista) y que había olvidado dos más: el compositor de canciones y el publicista.
Llegué a casa con tantas ganas de escribir ese artículo (o quizás una serie, porque eso no depende de mi voluntad, pues cuando empiezo a escribir, el tema se adueña de mí y decide si es uno, dos tres, en fin) que me comí rápidamente una sopa de vegetales con algas y ensalada. El impulso por escribir sobre el compositor fue tal que en vez de reposar, encendí mi laptop de modo que al terminar de almorzar ya hubiese subido, y empecé a escribir estas notas.
ALGUNAS DE SUS CANCIONES
René era multifacético: escritor, compositor, publicista, productor y conductor de programas de televisión y radio.
Llevaba el arte escritural en la sangre, ya que tenía antecedentes familiares literarios, por vía materna, pues su abuelo Federico Bermúdez fue el primer poeta social de nuestro país, y su hermosa madre, doña América Bermúdez fue una inteligente y culta mujer, autora de varios libros. Ella, en contraste con su hijo René, quien vivió solo 35 años, tuvo una larga vida: 102 años de edad.
Pero esos no son los temas de esta entrega, sino sus canciones. Así que, como decían los muchachos de mi pueblo, vamos a lo que vinimos. Entremos al tema. Escribió, entre otras piezas: “Una Primavera para el Mundo”,“Si nadie amara”, “Magia”, “La ciudad en mi corazón”, “Mira qué mundo”, “Matices”, “Así, tan sencillamente”.
DIFERENCIAS Y AFINIDADES ENTRE COMPOSITOR Y POETA
Veamos similitudes y disimilitudes entre compositor y poeta. Evidentemente, todo compositor de canciones con letras es un poeta, pero un poeta muy especial, pues debe poseer vocación y práctica para lo siguiente:
1. El sentido del ritmo para escoger unas sílabas, unos diptongos, sinalefas, etc., que suenen muy bien al oído.
2. Tacto melódico, lo que significa que los grupos musicales o compases que forman las palabras deben tener la suavidad que los haga funcional musicalmente. El maestro Solano explicaba un día la gran importancia de la N y la M como suavizadores de la melodía.
3. Dominio de los grupos sonoros, como son las cesuras, los hemistiquios, los acentos y su armonía unos con otros en el movimiento verbal.
4. Intuición del buen colorido sonoro, que se ejecuta tratando de no formar combinaciones muy ásperas, que hieran el oído y que le quiten a la pieza musical su gracia y naturalidad. Evidentemente, hay algunas músicas para las cuales esto no tiene tanta importancia. Digamos que el rock, el reguetón, el dembow y otros ritmos a los que son muy útiles las explosiones sonoras.
Con estas condiciones y manejos, el compositor puede lograr que letras que al verlas escritas no nos suscitan gran interés musical sí lo tengan por la manera en que se enhebran y combinan. Por ejemplo, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Sabina, Juan Luis Guerra, emplean en sus canciones muchas letras sin rima, pero sí con ritmo y medidas que les den vida sónica.
“ASÍ, TAN SENCILLAMENTE” Y “UNA PRIMAVERA PARA EL MUNDO”
Ahora, entro en un breve análisis de las canciones del vate petromacorisano. Empiezo con una que parece una sinfonía: “Una Primavera para el Mundo”, con música del eximio compositor y pianista Rafael Solano, e interpretada por primera vez y muchísimas veces más por el excelente cantante e investigador cultural Fernando Casado. Otra titulada “Así, tan sencillamente”, musicalizada por el maravilloso pianista y arreglista Jorge Taveras, la cual interpretó por primera vez la divina voz de Sonia Silvestre.
Para componer “Una primavera para el mundo”, René respondió a un reto en el que fueron muy necesarias sus condiciones y experiencias como creativo publicitario. Al maestro Rafael Solano se le ocurrió una pieza musical completa, pero sin letra. Se la llevó al poeta. Este respondió de inmediato al llamado, y le puso unas letras que mejor no podían ser, armonizadas maravillosamente con la música que el gran puertoplateño le había traído.
Para poder hacerlo, a mi juicio, jugó un importante papel su vocación y experiencia como creativo publicitario. Por estar acostumbrado a hacer creaciones dirigidas, pedidas, solicitadas por los mercadologos, el cliente y los ejecutivos de cuentas de las agencias publicitarias donde laboró.
El próximo domingo, continuaré el tema.