La sociedad dominicana tiene que sacudirse y tomar decisiones urgentes y precisas. El ilícito comercio de las drogas también ha permeado la inocencia de niños, niñas y adolescentes, convirtiéndolos en máquinas del crimen y el consumo de sustancias prohibidas. El jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, define como desproporcionado el número de muchachos de entre 8 y 13 años adictos a las drogas que para obtener dinero y poder mantener su vicio, se involucran en actos delictivos que van desde el robo hasta el asesinato. A su juicio, esto plantea una amenaza muy seria para las autoridades que tratan de disminuir los índices de violencia, criminalidad e inseguridad que afectan al país.
La pérdida de cohesión familiar, los problemas socio económicos y la crisis de valores constituyen un caldo de cultivo para la adicción a temprana edad. A esto se suma la ofensiva del narcotráfico, que procura tener cada día más mercado de demanda. Las instituciones de la sociedad tienen que reaccionar ante este deterioro de los valores que hunde cada día a más jóvenes de corta edad en el vicio y el crimen. Hay que trabajar para que los hogares y la familia jueguen su papel orientador. La escuela tiene que convertirse en un crisol restaurador de valores y principios. Hay que trabajar por arrebatarle al narcotráfico esas vidas jóvenes empujadas al abismo de la adicción a las drogas y al crimen.
OTRO MERO “JALA” EN PEDERNALES
El narcotráfico ha diversificado de tal manera la pesca en Pedernales, que pescadores de otras comarcas acuden allí en procura de “pescar” uno que otro “mero cuadrado”. Lejos de tratarse de un pez, el “mero cuadrado” es la denominación que las autoridades han dado a los paquetes de drogas lanzados a la mar por narcotraficantes en fuga, cuando son perseguidos por la agencia antinarcóticos.
Algunos pescadores dieron a reporteros de este diario testimonio de que han encontrado en el mar paquetes de drogas que han logrado vender al mejor postor. Esto ha atraído a gente de poblaciones cercanas a Pedernales, interesadas en “capturar” uno que otro ejemplar de “mero cuadrado”.
De más está decir que las autoridades castrenses y de la DNCD han tenido que tomar medidas especiales para desestimular esta singular pesca de una no menos singular especie no propiamente marina.