CREADOR E INVESTIGADOR DIGNO DE SER RECONOCIDO:
MANUEL MORA SERRANO
A sus 87 años de edad, posee una polifacética obra: “Juego de dominó” (noveleta,1973), “Historia de la Literatura Dominicana e Hispanoamericana” (investigación,1978), “Goeíza” (Novela escénica, Premio Siboney, 1979), “Decir Samán” (novela,1983), “El día que Dios Oye al Pobre” (fabulilla,1987), “Cucarachas” (fabulilla, 1993), “El Precio del Fervor” (prosemas,1999); “Antología poética de Domingo Moreno Jimenes” (crítica, 1999), “Celebración del Vino Oscuro” (poesía, 2006), “Sinfonía en Miedo Mayor” (poesía, 2009), “Revelaciones de Pimentel” (artículos, 2008), “El Ángel Plácido” (2010).
Nació en Pimentel en 1933. Narrador, poeta, ensayista, conferencista, crítico. Doctorado en Derecho por la Universidad de Santo Domingo, 1956. Miembro del Ateneo de Moca y de la puertoplateña Sociedad Renovación. Ha presidido la Sociedad Literaria Admiversa, desde la cual incentivó a jóvenes valores.
UN POEMA ÉPICO Y OTRO LÍRICO
El vate canta la poesía lírica, recreadora de lo íntimo individual, cotidiano, natural. El aeda la épica, que reconstruye idiosincrasia y luchas de los pueblos. El bardo, como es el caso de Mora Serrano, está dotado para ambas. Enfoca lo social y personal, y en ocasiones, los une.
Para demostrar esas y otras capacidades del autor, analizaré dos poemas suyos que califico entre los mejores de la literatura dominicana y caribeña: “Génesis de los Mulatos”, épico. “Sinfonía en Miedo Mayor”, lírico. Ambos están en su libro (publicado en castellano y portugués, traducción de la poeta brasileña Cristiane Grando) con título homónimo del segundo.
“GÉNESIS DE LOS MULATOS”
Empecemos con el primero. Como sucede con los grandes poemas de la humanidad, retrata el ahora y aquí personal y social, y simultáneamente los trasciende. Mora Serrano es mulato, y su pueblo, el dominicano, es el más mulato del mundo, donde el equilibrio racial blanco/negro es casi absoluto, de tal modo que es asaz difícil encontrar un quisqueyano de raza pura. En eso, República Dominicana está por encima de Brasil, único que disputa ese trofeo. Otro día, estudiaremos las causas de este fenómeno histórico-social.
El poeta nos muestra “de cómo los mulatos inventamos el mundo”. Pero no es por el tema mulato que me interesa el poema, sino su calidad creativa, profunda y humana. Que es lo más importante en cualquier poema, en lo cual el tema o contenido, aunque es importante, tal vez lo más importante, es válido en la medida en que sea enfocado de una forma desacostumbrada, distinta, inolvidable porque se salga de lo que espera el lector o de la forma más frecuentada de visualizarlo.
¿Qué razones me llevan a afirmar que este es uno de los mejores poemas dominicanos? hace este poema una pieza básica de la literatura dominicana? Veremos la primera ahora, y las demás en otras entregas.
PRIMERA RAZÓN:
LOS MULATOS CREAN EL MUNDO EN SUSTITUCIÓN DE DIOS
Dice Mario Vargas Llosa en su libro “Historia de un deicidio” que los narradores buscan eliminar al Creador. Crean un universo paralelo, bizarrro, y su mágica calidad consiste en convencer al lector de que también es tan real como el que ha visto desde niño y le ampliaron en la escuela. Es decir, que su apasionada obsesión es sustituir a los dioses, con su propia creación, a imagen y semejanza de sus efluvios imaginarios en competencia con la historia religiosa, científica, agnóstica o atea.
Pero, ningún poeta se había atrevido a poner a los mulatos a practicar el deicidio. Estos versos de Mora Serrano son la primera muestra de que el sindicato mundial de mulatos puede tener su propio Génesis. Atrevida e intrépida innovación verbal. De aquí en adelante, el mundo fue fundado por el mulataje, y no por el judío Jehová de los Ejércitos; el indú Brhama, Océano de Bondad; el árabe Aláh, el Misericordioso; egipcio Hermes Trimegisto, Tres Veces Grande. U otro de los dioses a los que se atribuye haber creado al impiadoso universo y su violento homo sapiens.
“Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza
mezclamos al día y a la noche en un mortero de sueños,
machacamos al día y a la noche, día y noche majamos
y así hicimos los cuerpos del color de Yelidá.
Con la más límpida materia del día hicimos las almas
y con materia fresca de lunas llenas, los cuerpos”.
En próximas entregas, veremos otras características de este gran poema. Luego, me dedicaré a hurgar en el segundo: “Sinfonía en Miedo Mayor”.