Alerta mundial por la gripe que viene

Alerta mundial por la gripe que viene

GINEBRA (EFE).- El mundo debe prepararse para una pandemia de gripe de magnitud imprevisible, según los expertos de la OMS, que temen que las nuevas cepas de la enfermedad sean más letales que las conocidas hasta ahora.

«No hay tiempo que perder, los virus están a la vuelta de la esquina».

No es el comienzo del guión de una nueva película de “cine catástrofe” sino la reciente advertencia sobre una inminente epidemia de gripe a escala mundial, lanzada por Klaus Stohr, director del programa de gripe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por Lee Jong-Wook, director general de este organismo dependiente de las Naciones Unidas.

La OMS ha advertido hace unos días que el mundo debe prepararse para la llegada de un brote epidémico gripal, el cual se viene pronosticando desde hace mucho tiempo y puede tener una dimensión impensada, tan importante que en las primeras etapas de la pandemia, podría producirse un agotamiento de las vacunas y medicamentos antivirales existentes.

Los especialistas vienen esperando la llegada de esta plaga desde finales de la década de los 80 del pasado siglo.

Debido a esta amenaza, los expertos han pedido que se efectúen los máximos esfuerzos para explorar la producción mundial o regional de vacunas antigripales, debido a que los fabricantes de estos productos están concentrados en los países desarrollados.

Al decir de los expertos, la pandemia podría producirse si el virus de la emergente “gripe del pollo” o influenza aviar, de Asia, se combina con un virus humano, y llegan a conformar un germen letal. Para afrontar esa eventualidad, varios expertos que han participado en una reunión sobre la gripe convocada en Ginebra por la OMS, han pedido que se cree una reserva internacional de vacunas.

[b]De los animales a los humanos [/b]

El sacrificio de aves ha podido reducir la probabilidad de un contagio masivo de gripe humana a causa de la gripe aviar, pero «teniendo en cuenta el carácter cíclico de estos brotes, debemos seguir esperando una pandemia gripal», han advertido desde la OMS.

«Mientras existan virus gripales aviares y humanos circulando en el ambiente, subsisten los ingredientes de una pandemia humana, ante la que sólo podremos reaccionar eficazmente si estamos bien preparados», ha señalado el surcoreano Lee Jong-Wook.

Algunos científicos afirman que la pandemia ya está comenzando y que, para reducir su impacto, debería utilizarse la reserva internacional de vacunas en los brotes pequeños iniciales.

Muchos países en desarrollo no tienen suministros de medicamentos antivirales y algunos, como Vietnam, sólo disponían de unas decenas de dosis antes del brote reciente de gripe aviaria. Además, sólo 36 de los 192 miembros de la OMS han desarrollado planes para combatir una pandemia gripal.

Por su parte, los laboratorios farmacéuticos sólo están produciendo lo necesario para combatir los brotes anuales de gripe en los hemisferios norte y sur.

[b]Una vieja compañera de viaje[/b]

La gripe ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia, ha recorrido el mundo a través de los siglos y ha sido reconocida desde el año 1173 como la causa de epidemias periódicas, que muchas veces se han cobrando la vida de cientos de miles o millones de personas.

Los avances científicos han permitido conocer la estructura del virus y comprobar que, cada tanto, sufre cambios en su superficie, que no son reconocidos por nuestro sistema inmunológico (defensas del organismo) y pueden producir la enfermedad.

Los cambios o mutaciones pequeñas, son los responsables de las epidemias que ocurren cada invierno, mientras que las modificaciones mayores han ocasionado las grandes olas de gripe que afectan a la humanidad, en forma de pandemias.

Las epidemias anuales de gripe acaban con la vida de entre medio y un millón de personas en todo el mundo, según la OMS.

Desde que se llevan estadísticas, ha habido un promedio de 27,5 años entre pandemias, la mayor de las cuales ocurrió entre 1918 y 1919, se extendió rápidamente desde Asia a Europa y después a las Américas, matando a 40 millones de personas.

En 1933 se identificó al virus responsable de la enfermedad y comenzaron los estudios que culminaron con el desarrollo de una vacuna en la década de 1950. Pese a ello, el planeta sufrió una nueva epidemia entre 1957 y 1958 (“gripe asiática).

La última gran pandemia ocurrió en 1968 (“gripe de Hong Kong”), aunque desde entonces han surgido una docena de brotes con potencial mortal, como el de la “gripe rusa”, de 1977.

En el siglo XIX se tiene constancia de dos pandemias, en 1889 y 1899. La epidemia gripal más grave del siglo XX, la causó la “gripe española”, una plaga que comenzó en la primavera de 1918 y llevó a la tumba a 40 millones de personas.

[b]El azote de la “gripe española”[/b]

En EE.UU. este tipo de gripe causó 600.000 muertes y en España mató a unas 300.000 personas, pero el país más castigado fue India, donde fallecieron 15 millones de afectados por la epidemia, alcanzando la mortalidad, en ciertas zonas, hasta al 20 por ciento de la población.

En la virulencia de la epidemia gripal de 1918, que provocó más del doble de víctimas que la Gran Guerra, incidió la mutación del virus gripal de ese año que, según una teoría, fue el resultado de una recombinación genética entre un virus animal de la gripe porcina, y otro humano, ante la cual las defensas inmunológicas humanas eran inexistentes. Los expertos de la OMS temen que ahora ocurra algo similar con la gripe aviar asiática.

Además, la Primera Guerra Mundial fue decisiva para que se expandiera: los primeros casos aparecieron en Kansas (EEUU), en marzo de 1918, entre soldados norteamericanos que esperaban acuartelados su traslado a Europa. Más de un millón de combatientes americanos llegaron a Francia, por lo que a las pocas semanas el virus gripal ya había invadido los puertos galos.

La gripe afecta a las vías respiratorias superiores e inferiores, y suele ir acompañada de fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular. Está causada por el virus influenza, perteneciente a la familia Orthomyxovirus y cuyos síntomas se confunden a menudo con el resfriado común. El virus ataca las células del tracto respiratorio.

La vía de contagio más frecuente es el contacto con las superficies que tocan muchas personas, como el teléfono o el pomo de una puerta. Al tocarlas, recogemos las partículas víricas en nuestra mano y de ella pasan a la nariz o a la boca. Por ello, los lugares muy frecuentados, como las escuelas o los transportes públicos, son una vía importante de transmisión.

[b]Medicamentos y vacunas[/b]

Existen fármacos antigripales, cuya actividad consiste en reducir la capacidad de difusión del virus en el organismo, con lo que acortan la duración de la enfermedad y reducen algunos de los síntomas. Pero estos medicamentos únicamente reducen los efectos de la infección, por lo que es más importante prevenirla.

El sistema de prevención se basa en la vacunación de los grupos de riesgo. Estas vacunas se aplican siguiendo las indicaciones de la OMS, de acuerdo a las cepas gripales de la temporada anterior.

La elaboración de las vacunas la controla la OMS que, cada mes de febrero, propone a los laboratorios tres cepas, como base para la elaboración de la vacuna que se administrará en otoño. Esta muestra se basa en los datos obtenidos en decenas de puntos de vigilancia epidemiológica repartidos por todo el mundo.

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