Luego de examinar los planes de estudios de las diversas escuelas de artes plásticas, letras, música, cine, teatro, etc., de nuestro país, encuentro que ninguna incluye en su pénsum la asignatura Creatividad. También hice un recorrido similar, a través del internet, por este tipo de escuelas en las de diversos países de Latinoamérica, y finalmente del mundo, con similar resultado de ausencia de esta materia.
Es un grave error de los planificadores, puesto que si buscan formar artistas en sus distintas especialidades considero indispensable enseñarles técnicas para crear, porque está clarísimo que el componente más importante en cualquier arte es el enfoque innovador, fuera de lo común; o sea, lo creativo. Esta falta viene de que quienes han diseñado esos planes son personas desactualizadas respecto a los cambios de la modernidad.
Desconocen los grandes avances científicos que la neurología, psiquiatría, psicología y otras especialidades afines han logrado en el estudio de las características del cerebro humano. A tal punto que en los últimos 80 años los conocimientos acumulados sobre el tema son cientos de veces más que lo que se había alcanzado a saber de ese órgano desde el comienzo de la especie humana. Entre ellos, destaquemos los descubrimientos que, basada en los mapas mentales de la terapia Gestalt de Fritz Perls, ha logrado la Programación Neuro-Lingúistica, (la llamada PNL, creada por John Grinder y Richard Bandler) que es un amplio y profundo sistema de manejo de los estados emocionales, establecimientos de planes, generación de ideas, etc., incluyendo unos métodos de modelaje de conductas y comparaciones que permiten conocer y dominar el funcionamiento de nuestra mente sobre la base de comprender la interacción de estos tres elementos: nuestra programación o percepción del mundo, lo neurológico o conjunto de informaciones y percepciones, y el lenguaje o formas de expresión.
Los directivos y profesores de nuestras escuelas de arte no se dan cuenta de que, partiendo de esa información científica, hace más de 60 años en el área de la publicidad se enseñan técnicas de creatividad, como son la lluvia de ideas, efectos analógicos, figuras metafóricas,hipérboles, etc. desarrollando métodos como los workshops o talleres de trabajo creativo, los brainstormint o lluvia de ideas, de los que salen esas maravillosas campañas publicitarias, muchas de las cuales no tienen nada qué envidiar a un buen texto literario, imagen pictórica, cinematográfica u obra musical. Por ejemplo, en la escuela de publicidad de UNIBE impartí durante varios años las asignaturas Creatividad I, II y III, logrando despertar la inventiva en los estudiantes.
Es que las escuelas de las distintas áreas del conocimiento deben revisar constantemente sus planes de estudios, tomando en cuenta los cambios constantes que se producen en la ciencia y la sociedad, porque de no hacerlo van quedando retrasadas en su enseñanza, y produciendo profesionales que no responden a las demandas de su tiempo ni aprovechan los descubrimientos alcanzados.
Porque esa falta de actualización, de uso del conocimiento científico en la enseñanza, trae como consecuencia que los egresados de la Escuela Nacional de Artes Visuales, de Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Nacional de Música Elila Mena, así como las escuelas privadas, no estén entrenados en estas técnicas, las cuales les facilitarían hacer obras con nuevas formas, que trasciendan las corrientes históricas internacionales de las artes.
¿Cuánto tiempo tarda un pintor, escultor, fotógrafo, músico, cineasta, escritor, etc. en encontrar su estilo propio, si no conoce las técnicas creativas, las maneras de manejar su cerebro para producir miradas nuevas del oficio, si no le han enseñado herramientas para manejar su imaginación y memoria, las afinidades y diferencias, el azar y la lógica, la intuición y el instinto?
¿De qué manera, sin dominio de esta técnica, van a conocer el funcionamiento del cerebro como fuente y puente para ingresar a los secretos del inconsciente, ese almacén ordenadamente desordenado de emociones e informaciones de donde se extrae otro mundo distinto del común, si no le han enseñado a manejar sus recursos mentales?
Evidentemente, estas preguntas les dirán poco o nada a los tradicionalistas profesores de arte. Sin embargo, en ellos esa carencia de interés viene de que los planes de estudios con los que se formaron, y que traspasan a sus alumnos, parten de un desconocimiento, como ya hemos dicho, de zonas y formas del cerebro humano que desde hace tiempo están estudiadas.
A este respecto, invito a esos formadores de distintos tipos de artistas (escritores, músicos, pintores, escultores, cineastas, bailarines y otros) a que entren a Neuronilla, excelente sitio web en el que se explican 37 técnicas de probada eficacia creativa, del que tuve conocimiento gracias a una conversación con el artista visual Eric Genao. Los exhorto a que las discutan con sus estudiantes, hagan los ejercicios contenidos en ellas, y estoy seguro de que se interesarán y disfrutarán el juego. Esto puede ser el inicio para que se abranlas puertas a la instauración de la creatividad como materia indispensable en las escuelas de arte.
Empleando estas herramientas científicas, enseñarán a los jóvenes aspirantes a artistas a programarse para crear a voluntad y no esperando con los brazos cruzados a que les llegue la inexistente musa inspiradora. Y precisamente, un recurso similar probablemente haya sido el empleado por creadores como Mozart, Haydn,Beetoven, Wagner, Lope de Vega, Quevedo, Velázquez, Miguel Ángel, quienes hicieron obras de arte por encargo de los reyes, papas, cortesanos, señores feudales y otros mecenas, para lo cual tuvieron que aprender a programar sus cerebros como forma de crear la pintura, música o drama que les pedían para determinadas fechas en las que debían entregar lo solicitado por sus protectores.
Es más, también los grandes investigadores de la antigüedad y de hoy no lo serían si sus conceptos, conocimientos e informaciones no hubiesen sido combinados con una desbordada imaginación, aguda intuición ovívido instinto creador que los condujera a descubrir verdades de la ciencia, a través de visualizar la solución de un problema del conocimiento al despertar con el asalto repentino de los versos de un poema como Ítaca, de Constantin Cavafis; los relojes derretidos de Persistencia de la Memoria, de Dalí; los misterios sonoros de una sinfonía como Titán, de Gustav Mahler; o el impacto de una erótica escultura de Rodan.
De modo que la creatividad debe impartirse como materia básica también en las escuelas de economía, sociología, antropología, medicina, ingeniería, derecho, agronomía, y en fin en la totalidad de las carreras universitarias, pues todas requieren crear para solucionar problemas de sus profesiones. Como bien explica Edward de Bono, para enfrentar los desafíos de cualquier estudio se requiere el uso del pensamiento directo o lógico y del lateral o creativo.
El dominio de todo oficio requiere de tres componentes: una ciencia que le es propia, una técnica constituida por las reglas de trabajo, y el arte salido de las particularidades de cada fenómeno práctico, que requiere una respuesta única e irrepetible. Por ello, todo oficio tiene ciencia, técnica y arte; es decir, conocimiento, método y creación.
De aquí que los mejores científicos, médicos, abogados, economistas, agrónomos, antropólogos, etc. son los que manejan y desarrollan su imaginación creadora combinada con el cerebro lógico y matemático.
Propongo, por tanto, a todas las escuelas universitarias a que impartan Creatividad I, II y III, en todas las disciplinas de estudios profesionales, pero muy especialmente en las que forman artistas de distintas especialidades.