ALERTA. Por tradición u obsesión, no se aferre a una convicción

ALERTA. Por tradición u obsesión, no se aferre a una convicción

Juan Freddy Armando

21. A quien le concede, se le cede. A este respecto, nunca olvido un hermoso parlamento de la película “Excalibur”. Al final de la guerra, Uryens levanta la bandera blanca de clemencia, al reconocer su derrota ante el rey Arthur. Al ver esto, el mago (sinónimo de sabio en el medioevo) Merlín aconseja al monarca: “El cedió. Ceda usted algo”.

Este, magnánimo como todo buen triunfador, dice al vencido: “Por reconocer mi victoria, tú y tu pueblo serán dueños de todo el territorio que hay de aquí al mar, siempre que paguen impuestos al Palacio de Camelot”.

Si su contrario reconoce su equivocación, cédale algo. Agradézcale su honestidad y  buena participación en el diálogo.

22. No sienta horror por salir de un error. No se entristezca por confesar su equivocación. Quien acepta públicamente que el otro tiene razón muestra altura espiritual. Es la grandeza de la humildad.

Autocriticarse no debe ser un acto de contrición, de dolor, de penitencia o autoconmisceración.

El rey Uryens acepta su derrota ante el rey Arthur. jpg
El rey Uryens acepta su derrota ante el rey Arthu

Al contrario, es la elegante manifestación del cambio de opinión, no solo por salir de un error sino también por haber descubierto, con alegría y agradecimiento, una nueva verdad. Es haber aprendido, y enriquecido su intelecto. Esta autocrítica, como muy bien la llama Marx, mostrará que es usted persona amistosa y honrada.

Reitero, no soy religioso, pero admiro la suprema valentía de Jesucristo al manifestar su debilidad humana en la cruz. También cuando realizó esa sublime apología de la humildad de lavar los pies a sus discípulos.

Cualquiera puede equivocarse. Somos humanos, productos de un universo en que, hasta donde lo conocemos, nada es perfecto, sino proyectos inacabados de personas, animales y cosas en perenne cambio.

Igualmente admirable es el ejemplo de los grandes maestros del ajedrez: El perdedor lo reconoce al inclinar la pieza que representa a su rey. Ambos jugadores se levantan, y en un hermosísimo gesto se dan las manos en muestra de respeto, y sonríen levemente, sin prepotencia en la victoria ni humillación en la derrota.

Son fieros en el combate y generosos en la victoria.

Nunca diga: “De esta agua no beberé”

23. No se enfurezca ante la más iconoclasta convicción. Lo increíble puede luego ser creíble. Una opinión puede lucirnos inmoral, antiética, sucia, desproporcionada, corrupta, criminal. Pero no debemos escandalizarnos, pues esa visión no es más que nuestro parcial juicio sobre ella. Reflexione y verá que antes usted, o alguien muy amado, defendió creencias extremadamente distantes a sus actuales, sin que por ello se indigne consigo mismo. Todo lo que pensamos es momentáneo, circunstancial, cambiable.  Afirmar “La Tierra es redonda” fue considerado locura, y hoy no.

Asuma lo dicho por mi abuela Tomasa Monegro: “Nunca digas ‘de esa agua no beberé’. Pues de repente la asfixiante sed te lleva, para sobrevivir, a tomar esa agua sucia de excrementos y pestilencias”.

El gran Descartes bien dijo, en su “Discurso del método”: “No hay idea, por absurda que parezca, que no haya sido sostenida por algún filósofo”. No se enfurezca si alguien se confiesa ateo, estalinista, fascista, hitleriano, trujillista, racista. Simplemente refute su opinión sin rabia y con buen modo.

Filoisofo Renato Descartes
Rene Descartes

24. Toda verdad es mentira. Si afirmo: “En este momento es día y noche”, dirán: “Está loco”. Empero, es así. Cuando es día en Dominicana es noche en Rusia. Un 6 es un 9 visto del otro lado.

Si una esfera tiene un color distinto en cada una de sus cuatro caras, diferentes observadores supondrán que es del color del lado que mira.

25. Que lo material o mental no le impidan ver lo real. El inmigrante y el nacional de un país yerran si en sus juicios si se dejan limitar por ambas condiciones circunstanciales. Para un ateo la religión es disparate, locura, y viceversa.

Si busca sinceramente la verdad, estudie serenamente cada creencia en su historia y circunstancias. Valore las verdades y errores que siempre hay en una convicción y en la contraria. Sin miedo de cambiarse, pues si mira a su pasado verá que abandonó muchas ideas por descubrirlas erradas. Someter a juicio sus creencias le dará más luz para fortalecerse en ellas, matizarlas o dejarlas.

La meditación diaria ayudará a su mente a no aferrarse ciegamente a creencias por tradición, obsesión, o temor a sopesar serenamente razones y sinrazones.

El próximo domingo, continuamos.

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