ALERTA. Si buscas la verdad, no seas prisionero de una doctrina

ALERTA. Si buscas la verdad, no seas prisionero de una doctrina

Juan Freddy Armando

A PROPÓSITO DEL FANATISMO DE FORTUNE MODESTE VALERIO

Este escrito proviene de un intercambio de ideas en facebook con mi amigo Fortune Modeste Valerio, seguidor del marxismo-leninismo, sobre doctrinas filosóficas, religiosas y tópicos afines.

Como ya he dicho, los sistemas de los pensadores deben ser útiles de trabajo en el laboratorio mental y físico de quien busca la verdad, y no esquemas que sigamos ciega, excluyente y cerradamente. Son estructuras conceptuales en las que se nombran, organizan y hacen funcionar las partes de la realidad del modo que las ve el estudioso en un determinado momento de su proceso investigativo.

Si amarramos nuestro pensamiento a una doctrina, seremos prisioneros. Lo correcto es no atarse a nada, y usar todo como instrumento para hoyar en busca de verdades. Y someterlas constantemente a crítica para apreciarles virtudes, defectos, utilidades.

Un verdadero investigador no ama doctrina o sabio algunos. Perdería objetividad para comparar, corregir, mejorar.

Marx y Engels –como refiere Lenin- construyeron su doctrina con fragmentos de verdades provenientes de otras. Aprendieron de Hegel su doctrina de la historia y lógica dialéctica, mas cuestionaron su idealismo. De Feuerbach, el ateísmo materialista y obviaron su método de análisis. De los utópicos franceses descartaron fantasías y asimilaron su doctrina política. Absorbieron y modificaron conceptos de los economistas ingleses. Engels expuso en su libro “Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado” ideas extraídas y modificadas de Morgan.

Aprendamos de los sabios y corrijámoslos, como también Engels hace con los antiguos griegos en “Dialéctica de la naturaleza”.

El sabio, incluso, se enmienda la plana a sí mismo, como el adulto Marx corrige al joven hegeliano Marx.

Es decir, afiliarse a una doctrina o teoría, es dogmatismo ciego. Es como si un médico se afiliara a los rayos X y rechazara el sonógrafo; o empecinado en este, obviara la resonancia magnética; o fanático de ella, descartara otros, como explica el Dr. José Joaquín Puello: “Ahora, la nanotecnología crea herramientas que dejarán atrás a  muchos instrumentos analíticos actuales”.

NO HAY VERDADES ABSOLUTAS: SON DUDOSAS Y CAMBIANTES

El investigador puede considerar que una doctrina tiene más verdades que otras, pero no afiliársele. Si lo hace, renuncia a la ciencia y cae en el fanatismo. El sabio no es seguidor ni siquiera de sí mismo. Fluye libremente en la duda, y bebe de la riqueza del pensamiento humano, y lo compara con la cambiante realidad experimental exterior y experiencial interior.

La verdad es perennemente cambiante. Está repartida en muchas creencias. En la cotidianidad pasajera, callejera y ligera. Vive en el sentido común, buen sentido, intuición, instinto, los cuales en su sencillez pueden llegar más profundo y lejos que los especialistas de un área.

Quiero cerrar esta entrega con una larga cita del libro “La Intuición” del gran sabio Osho:

EL CAMPESINO SUPO MÁS DE INGENIERÍA QUE LOS INGENIEROS

“En la Unión Soviética, después de la revolución cambiaron la ciudad de Petrogrado para construir una nueva ciudad que tomara su nombre de Lenin, Leningrado. Frente al imponente, maravilloso y antiguo castillo de Petrogrado había una roca enorme, que los zares nunca pensaron quitar, no hacía falta. Ahora había llegado la era de los coches y aquella roca bloqueaba la carretera, había que quitarla.

Sin embargo, la roca era tan maravillosa que quisieron quitarla y guardarla como recuerdo, no quisieron destruirla ni dinamitarla. Pero lo único que se les ocurría a los ingenieros era dinamitarla o romperla en pedazos y luego reconstruirla. Lenin dijo:

-Eso no puede ser, no sería lo mismo. La roca es maravillosa, por eso los zares la han mantenido justo enfrente de su palacio.

Estando así las cosas, llegó un hombre, un pobre hombre montado en su burro. Se quedó allí escuchando toda esta discusión; después se rió y emprendió el camino. Lenin le dijo:

-Espera, ¿por qué te ríes?
Él contestó:
-Es una cuestión muy simple. No hay que hacer casi nada; solo hay que cavar alrededor de la roca y la roca se asentará más profundamente en el agujero. Así, no destrozaréis la roca -la roca seguirá ahí- pero no le impedirá el paso a nadie. No hace falta dinamitarla ni destruirla.

Lenin les dijo a sus ingenieros:-Vosotros sois ingenieros y arquitectos importantes pero lo que ha dicho este pobre hombre es más inteligente.Y así se hizo. Se salvaron la roca y la carretera pero la idea se le ocurrió a un pobre hombre que no era nadie”.

Más leídas