Continuamos con el conversachat sobre poesía y creación.
ROSA: Algo relacionado también con la autenticidad como camino para hallar el estilo literario es que hay escritores, en especial algunas escritoras dominicanas, que escriben desde la ambigüedad o la oscuridad, para que no lleguen hasta ellos, porque temen verse descubiertos en sus textos. Estamos en una sociedad de doble moral, conservadora, donde las mujeres, por seguir con este ejemplo, son muy cuestionadas, y se supone que deben comportarse de acuerdo a unos “valores”. Les pregunto: ¿Creen que el miedo hace perder la autenticidad literaria?
JUAN FREDDY: Escriben oscuramente, como dices, para que no sepan lo que piensan. También queriendo parecerse a escritores que admiran, o, como dice Borges: “El escritor barroco es un pobre hombre rogando al lector que lo admire”. Los hay tan oscuros que parecen traducciones. Algunos tienen calidad, pero la mayoría no. La literatura es ideas convertidas en emociones. Pound dijo: “Escribir es cargar la lengua de ideas”.
¡AUTOBIOGRÁFICO, QUÉ IMPORTA!
LLIBRE: Hablando de otra cosa, ¿qué tanto de autobiográfico te van a achacar cuando lean tus textos? Será parte del morbo y los tabúes nuestros. Me han preguntado si mis cuentos tienen algo de autobiográfico. Les respondo que no; peor aun: quisiera que sí lo fueran.
ROSA: Un escritor debe disfrutar lo que hace, ser auténtico, y cuando hablamos de autenticidad hablamos de honestidad, no queremos decir que sea autobiográfico; pero yo rehuyo de quienes escriben como si estuvieran amordazados.
LLIBRE: La mordaza es como el espejo para el vampiro: si te reflejas en ella, no escribirás nada auténtico. Desaparecerás al poco tiempo. No sé de nadie que haya trascendido sin enfrentar la mojigatería, doble moral y todo eso con lo que debemos vivir a diario.
JUAN FREDDY: En un escritor sale su biografía, directa o indirectamente. Sus traumas, honestidades, fantasías personales transmutadas, voluntaria o inconscientemente. Son como los sueños: problemas personales hechos ficción.
ROSA: Si están amordazados, lo peligroso no es que no se atrevan a escribir lo vivido. Es lo de menos, sino que no se atreverán, a través de su literatura, a tocar lo que realmente les inquieta: sexo, política, sociedad, económía, religión, lo existencial.
LLIBRE: Fíjense: el tema de la mordaza es más complejo de lo que parece. Lo que fue mordaza hace un siglo, hoy es habitual. Todo el mundo habla sobre Chapita hoy, pero haberlo dicho aquí hace unas décadas habría significado tener a un cepillito del Servicio de Inteligencia Militar amenazándote.
ROSA: Sí. Lo que es mordaza en República Dominicana, es normal en Europa, por ejemplo.
JUAN FREDDY: Cierto; tenemos distintos mitos.
LLIBRE: ¿Se imaginan el régimen de Trujillo en la era de la información, del Internet? El SIM tecnológico… quizás no, pero cada tiempo tiene sus desgraciados. Hay un hijo de puta para cada época.
JUAN FREDDY: Precisamente, internet y la globalización son frenos contra regímenes cerrados; de forma natural enfrentan las mordazas. La Unión Soviética, más que por Estados Unidos, fue vencida por los avances tecnológicos; su carencia de libertad no los soportó. Los jóvenes soviéticos rompieron esas barreras entrando a la globalización informativa.
LLIBRE: Llamo la atención sobre el algo: El contenido de una obra es como una caricia auténtica. Se basa en la pureza de intención y elegancia de ejecución. El tema sexual casi porno o el político desaforado no garantizan nada. Puedes escribir todas las perversidades que se te ocurran, destronar gobiernos, crear intrigas internacionales, atacar a la Iglesia, y todo eso producir simplemente un legajo de hojas, nada más.
JUAN FREDDY: Si lo haces con pasión artística, seduces al lector; lo llevas a tu zona de valores.
LLIBRE: El pobre Dan Brown, de aquí a un par de años ¿quién leerá su Código Da Vinci? Aunque, obviamente, envidiamos la fortuna lograda en ventas.
JUAN FREDDY: Lo leerán. Porque aparte del aparato publicitario, es una forma distinta de novelar, al estilo reportaje científico, tesis, investigación. Es de gran valor, por encima de los trucos comerciales.
LLIBRE: Con él pasa lo mismo que con Ricardo Arjona, que es otro imb…, digo, intrascendente.
ROSA: Esos best sellers que hacen millones nos producen suspicacias.
LLIBRE: Al menos ponen a la gente a leer, que ya es mucho. Gente que nunca había leído un libro, se “tiró” El Código de cabo a rabo. Y hasta ha sido negocio para el Louvre y el turismo de las comunidades que menciona.
JUAN FREDDY: Importante: Un libro puede ser éxito comercial y simultáneamente un excelente texto literario, como El Perfume, El Quijote, Cien Años de Soledad, Memorias de una Geisha, el Código.
ROSA: No sé si el Código es realmente bueno. No lo he leído. Tengo mis dudas, pues se ha hablado tanto, y uno se predispone con los best sellers.
JUAN FREDDY: ¿A ustedes no les parece una forma innovadora de novelar?
LLIBRE: Te concedo buena parte de razón, Juan Freddy. El tipo fue lo que decimos por aquí: “un vivo”. Para mí, su gran mérito es que tuvo la brillante idea de hacer un cóctel con leyendas y una supuesta historia real; quedó con buen sabor y la gente se lo bebió.
ROSA: No lo he leído porque no ha llegado a mis manos y porque antes vi la película, pero creo que no debo prejuiciarme por la crítica negativa o positiva que haya tenido, por detractores o seguidores, sea best sellers o no. Debo leerlo, y sacar mis conclusiones.
JUAN FREDDY: Sí. Leerlo con el menor prejuicio posible.
LLIBRE: Hay muchas novelas exitosas que son excelentes. Pienso que nuestra riqueza escritural va madurándose a medida que comparamos lecturas y sacamos una suerte de “pensamiento”.
JUAN FREDDY: …el domingo seguimos.