Yahoo! Sports. TAMPA, Fla. En la mañana del primer juego desde el Quinto Encuentro dela Serie de División, la noche en que los Yanquis se quedaron en el camino durante el invierno, Alex Rodríguez se paró frente a todo el mundo y, de acuerdo a testigos, dio el tipo de discurso que no hubiera sido posible hace cinco años.

Alguien más habría dicho que era tiempo de comprometerse en cuerpo y alma por los próximos ocho meses.

Alguien con credibilidad les hubiera recordado quiénes eran. Alguien con la autoridad en el clubhouse los habría retado. Alguien que pasó por los malos momentos y disfrutó los buenos y se ganó el reconocimiento de llamarse un Yanqui.

Por mucho tiempo, ese tipo no era A-Rod, no ante los ojos de todo el mundo y tampoco en su corazón.

Pero el viernes en la mañana, horas antes de iniciar su calendario de la primavera, dicen las fuentes, Rodríguez tomó control del clubhouse por más de 10 minutos como nunca antes en su vida.

“Fue grandioso”, dijo uno de los testigos. “Nunca lo había visto así antes. No sabía que tenía eso por dentro”.

La verdad es que no lo tenía.

Quizás era fácil ser A–Rod, el hombre-niño, el jugador Estrella a los 20 años, el hombre más rico del béisbol, el Yanqui, el tres veces MVP, el campeón y el jugador que probablemente arrebate el récord de jonrones de Barry Bonds.

No era fácil y gran parte de la culpa la tenía él mismo. Pero ahora tiene 36 años y ls canas comienzan a llenar su cabeza y barbilla.

El año pasado solo jugó 99 partidos debido a una rodilla lastimada y un pulgar afectado en la que fue su peor temporada como profesional.

Lo vi de cerca en el parqueo del estadio George M Steinbrenner, dándole la mano a los muchachos de la universidad de Florida del Sur.

“Desde que terminó la temporada me puse como meta una sola cosa y era sanarme y recuperarme de las lesiones de las piernas”.

Rodríguez había pasado la mayor parte de la mañana en la caja de bateo, primero bateando desde un tee. Entre swings, hablaba con David Adams, un jugador de 24 años de las menores, y le explicaba el swing, su forma y por qué debe funcionar.

Adams solo había visto a Rodríguez dos veces en su vida y de repente era su coach de bateo, de la misma manera que Edgar Martínez le enseñó hace un tiempo.

“Dejé que hablara todo lo que quisiera”, dijo Adams. “Estoy tratando de acumular experiencia y conocimiento. Lo voy a seguir a todas partes y ver lo que puedo aprender”.

Lo que Adams busca, Rodríguez ha capturado. En los primeros días del 2012, Rodríguez debe pasarle a Ken Griffey Jr. en la lista de jonrones y de hits de todos los tiempos.

Para finales de una temporada sana, podría alcanzar a Willie Mays en el cuarto puesto de jonrones de todos los tiempos y a Barry Bonds -con poco menos de 3,000 hits.

Aunque eso es impresionante, principalmente porque admira mucho a Griffey a quien llama el Michael Jordan del béisbol, eso no fue lo que lo llevó a levantarse temprano todos los días o a viajar a Alemania para un tratamiento experimental en su rodilla.

“Mi única meta es ayudar a que este equipo gane una corona”.

Y por eso, el clubhouse estuvo muy callado y atento a todas las palabras de Rodríguez cuando éste decidió asumir un rol que muchos entienden debió tomar hace mucho: el de líder.

Las frases

Alex Rodríguez

Desde que terminó la temporada me puse como meta una sola cosa y era sanarme y recuperarme de las lesiones de las piernas”.

Mi única meta es ayudar a que este equipo gane una corona”.

Hay que estar totalmente concentrados en dar el máximo de lo que uno puede dentro del terreno”.