Alexander Pushkin, un poeta muy influyente de la nación rusa

Alexander Pushkin, un poeta muy influyente de la nación rusa

EFE Reportaje. Para los rusos Alexánder Pushkin es como Shakespeare para los ingleses. De todos los poetas que Rusia ha cultivado y apreciado, él  es el más influyente y su impacto en la literatura rusa es enorme. Cada primavera, el día 6 de junio, las principales ciudades rusas se visten de flores para rendirle un sentido homenaje.

Es que  el 6 de junio es el día del cumpleaños del escritor Alexánder Pushkin  (1799-1837), y en esa fecha, cada año, ponen carteles con la imagen de este gran poeta, acompañada por alguno de sus versos, los teatros interpretan sus obras, en los medios de comunicación es recurrente hablar de la importancia de su obra para la cultura del país y el recuerdo de su figura se hace patente en las principales ciudades de Rusia.

Durante su corta vida, de 38 años, este descendiente de esclavos africanos con alma ardiente se convirtió en la figura emblemática de Rusia. Poeta, recuperador de la lengua rusa, hombre del estado, figura distinguida de la alta sociedad y amante insaciable de mujeres,  murió en un duelo defendiendo el honor de su esposa, Natalia Nikoláyevna Púshkina (1812-1863).

Cuando han transcurrido más de doscientos años desde su nacimiento, Alexánder Pushkin sigue siendo adorado por su nación y sus palabras todavía resuenan en los corazones de millones de conciudadanos.

“Uno de los méritos históricos más importantes del gran poeta ruso Pushkin fue la renovación de la lengua literaria rusa”, afirma Yuri Sorokin, lingüista e historiador literario del Instituto de Estudios Lingüísticos de la Academia de Ciencias de Rusia, en su trabajo “La importancia de Pushkin en el desarrollo del idioma literario ruso”.

“Pushkin se considera fundador del ruso, cercano y comprensible en toda Rusia, porque era el escritor del pueblo. Su obra enriqueció nuestra cultura”, continúa el experto. “La lengua francesa dominante en los círculos aristocráticos y en la literatura en aquellos tiempos, tenía que desvanecerse lentamente cediendo ante la integridad nacional, el orgullo y el amor por su país en el pueblo ruso”.

El comienzo del camino del Genio. Alexánder Pushkin era bisnieto de un esclavo africano vendido en una subasta en Constantinopla y regalado al emperador ruso, Pedro I el Grande.

En Rusia, este esclavo recibió el nombre de Abram Petróvich Gannibal (1696-1781) y consiguió hacer una carrera espectacular como militar y hombre de Estado, dejando su huella como uno de los constructores del imperio ruso. 

Pushkin nació en 1799 en Moscú. Educado por institutrices francesas, el niño flaco y de piel morena heredada de su bisabuelo, hablaba perfectamente francés y le gustaba leer. El amor por su lengua materna se lo inculcaron su abuela, María Alexéevna Púshkina (1745-1818) y su niñera Arina Rodiánovna Yakovleva (1758-1828), a quien dedicó varias obras.   

En 1811 Pushkin ingresó en el recién inaugurado Liceo Imperial, en Tsárskoye Seló, cerca de San Petersburgo, llamado posteriormente “Liceo Pushkin” en su honor. Era un establecimiento privilegiado y especializado en la formación de funcionarios de alto rango en Rusia.

Pushkin no fue un alumno ejemplar y las ciencias exactas se le daban mal, pero precisamente aquí fue descubierto y evaluado con elogio su don poético. Durante los años en el Liceo (1811-1817) comenzó a escribir su primera gran obra: “Ruslán y Lyudmila” (1820), un cuento de hadas épico en verso, basado en el folklore ruso.

En Tsárskoye Seló, Pushkin se hizo amigo de los futuros decembristas, un grupo de oficiales del Ejército que dirigió una sublevación contra la Rusia Imperial, el 26 de diciembre de 1825.

El tiempo pasado en el Liceo quedó grabado en la memoria del poeta como los años más felices de su vida, y el espíritu de fraternidad que reinaba entre los alumnos fue reflejado en su obra “Recuerdos de Tsárskoye Seló” (1814). 

La voz del  pueblo. “La vida de la sociedad noble en aquella época de la Rusia Imperial no se diferenciaba mucho de la vida de los nobles en Europa”, dice Stepán Shamin, historiador de la Academia de Ciencias de Rusia. “La única diferencia esencial consistía en la existencia de la servidumbre que concedía al hacendado la autoridad, casi ilimitada, sobre sus paisanos”.

Después de la invasión napoleónica de Rusia, en 1812, en la sociedad surgieron nuevas ideas de la imagen de un ciudadano y sus deberes. Se levantaba el ánimo social político. 

Los sueños liberales y revolucionarios no se hicieron realidad en aquel entonces: Rusia no estaba preparada para esos cambios y era incapaz de liberarse de la servidumbre. Eso provocaba la frustración y la protesta en la sociedad noble. Entonces empezaron a aparecer los grupos secretos.

Pushkin se encontraba en el medio de estas conmociones. En aquel período escribía muchos versos políticos, entre ellos “Para Chaadáyev” (1818) y la oda “Libertad” (1818).

Aunque no tomaba parte en las actividades de las primeras organizaciones secretas, llegó a ser asociado con sus miembros, ya que tenía lazos de amistad con muchos de ellos.

“Pushkin era rebelde por su naturaleza y eso determinaba sus relaciones con el poder político. En 1820, el zar Alexánder I, preocupado por la agitación popular, decidió exiliar a  Pushkin al sur de Rusia por “inundar el país con sus versos indignantes” –cuenta Stepán Shamin.

“Pero hay que mencionar que los zares eran bastante tolerantes con el poeta. A cualquier otra persona le hubieran exiliado a Siberia por las palabras tan abusivas y provocativas”, – agrega el experto. 

El poeta sufrió el exilio en varias ocasiones, pero también la censura, la calumnia, la humillación, el chantaje y represiones. Sin embargo, nada era capaz de demoler su voluntad, nunca dejó de ser la voz del pueblo.

Como poeta y como ciudadano, Pushkin fue fiel a los ideales de su juventud durante toda su vida.

“La poesía política de Pushkin tenía un tremendo impacto en el movimiento de liberación de Rusia”,  afirma Stepán Shamin.  

Posteriormente aquella época de las premisas de cambios profundos en el Imperio ruso recibió el nombre de la “época de Pushkin”.

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Legado literario

Todavía en vida, a Pushkin le llamaban genio. A partir de los años 20 del siglo XIX se consideraba el primer poeta ruso y, entre los lectores, se acechaba el culto de su personalidad. El mayor legado que ha dejado es el idioma, la libertad y autoestima del espíritu ruso. Pushkin hizo que la literatura fuera el derecho natural de todos y cada uno de los rusos, desde la familia real hasta la gente común, y se considera el fundador del lenguaje literario moderno ruso. “¿Por qué la literatura rusa antes de la aparición de Pushkin era “la cultura del gran silencio”? ¿Y por qué después de la aparición de Pushkin aparecen decenas de escritores distinguidos?”, reflexiona Yuri Soloviov, autor de varias publicaciones”.

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