Alfabetización

Alfabetización

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Recuerdo que para el Plan Trujillo de Alfabetización de Adultos, Milcíades Tejada, el inolvidable amigo ido a destiempo, Bienvenido Ruiz Mancebo, Leonel Amílcar Muñoz Pérez, Milagros Peláez y otros compañeros participaron del mismo.El entrenamiento fue ofrecido en la sede del Partido Dominicano, frente al Arco de Triunfo; hablo de la Barahona de 1955’ posteriormente el edificio fue traspasado a la iglesia Católica. Algunos de ellos fueron a trabajar a Aspalgatar (Vicente Noble) como maestros, hasta que decidieron buscar mejor destino.

Mientras, me tocó ser maestro de alfabetización de la cárcel pública. Estoy muy orgulloso de haber alfabetizado un preso en menos de un año, con todo y que los presos eran usados para trabajos en las calles, entre otros, chapear la grama en las calles, etc.

En ese tiempo mamá, Nieves Piñeyro de Gautreaux, volvió a la docencia.

Se crearon no sé cuántos cientos de Escuelas-Hogar en todo el país, quizá para paliar la falta de locales.

Una maestra o un maestro experimentado, probado y aprobado, abría su casa para aceptar 25 ó 30 niños a los cuales alfabetizaba. Era una forma de llevar los niños a la escuela sin construir un «palacio escolar».

De ese modo se creaba una escuela en la sala, en el patio, en la terraza de una casa, supervisada por las autoridades de educación y un maestro ofrecía servicios de alfabetización a 25 ó 30 niños. A cada rato encuentro un orgulloso ex-alumno de la escuela-hogar que manejaba mamá; ellos no saben que quienes están más orgullosos de la maestra y de su ejemplo somos mi hermano Virgilio y yo.

Recuerdo aquella anécdota que formaba parte de un libro de lectura de Primaria que contaba la desesperación de una bella jovencita que recibió una carta y no sabía leer. Pasaba un hombre a su lado y la joven le pidió que le leyera la misiva dado que tenía familiares enfermos y esperaba tener noticias de ellos.

El hombre echó el sombrero hacia atrás, miró a la joven, movió la cabeza hacia ambos lados mientras decía: «qué desgracia tan grande».

Miraba la carta, volvía a mover la cabeza hacia ambos lados, miraba a la jovencita de rostro bello y gesto contrariado, volvía a mirar la carta, repetía el comentario de la desgracia y ante la desesperación de la muchacha, al fin se decidió a hablar mientras blandía la carta: «qué desgracia tan grande, que tú no sabes leer, ni yo tampoco».

Siempre me extrañó que durante el primer gobierno del Partido de la Liberación Dominicana no se ejecutara un gran plan nacional de alfabetización. Ello, porque si el PLD mandó gente a la campaña de alfabetización en Nicaragua, imaginaba que más obligación tenía con los iletrados dominicanos, pero no fue así.

Ahora que se anuncia que se copiará el método cubano de alfabetización, que tan buenos resultados ha dado, conforme a lo que dicen los cubanos y quienes no lo son, se me ocurre pensar que el PLD tiene la oportunidad de pagar la deuda con la alfabetización que no afrontó de manera masiva y decidida en el cuatrienio 1996-2000.

Además, es justo reconocer que si ese plan se lleva a cabo, con el método cubano, chino, costarricense o norteamericano, lo importante son los resultados. Ojalá que se lleve a cabo, para bien del país.

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