Uno de los diagnósticos tomados en cuenta para la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) en materia de educación es el índice de analfabetismo de la población mayor de 15 años de edad, que se aproxima a un 10%.

Y aunque ese índice ha descendido desde el año 2000, cuando era de  12.7%, hasta nuestros días, es estimulante saber que la END  pretende, no sólo enseñar a leer y escribir a las personas en esa condición, como se ha estado haciendo, sino además  que la alfabetización sea funcional en el sentido de despertar el interés por continuar aprendiendo.

Las exigencias del mundo moderno dejan claro que no basta enseñar a  leer y escribir, sino que es preciso estimular a las personas para que se integren a la educación y puedan obtener una preparación que les permita insertarse  en actividades productivas.

Ese es un aspecto que  ha sido deficitario en nuestro sistema de enseñanza y uno de los factores responsables de la falta de recursos humanos calificados.

Nuestra meta  debe ser, no sólo  que no haya iletrados en la franja poblacional con edades a partir de 15 años, sino que, además, los alfabetizados en ese segmento se sientan estimulados a continuar estudiando.

En este sentido, la END parte de premisas adecuadas a la necesidad que tiene el país de mejorar la educación.

Invasión del espacio público

La invasión de los  espacios públicos es una de las peores formas de irrespeto a los derechos del ciudadano, pero en este país es un mal que crece impunemente, sin que la autoridad competente haga lo que tenga que hacer.

Por esa dejadez, en las avenidas Duarte y José Martí ha crecido, en vez de disminuir, el número de tarantines que invaden las aceras y parte de la calle, en perjuicio del derecho de los  transeúntes y residentes.

En junio del año pasado, el Ayuntamiento del DN inició un plan de desarrabalización de la avenida París y calle   José Martí, pero el hecho de que el  problema siga creciendo indica que el plan, o no dio resultado, o se quedó en lo mediático.

El ciudadano necesita que se hagan respetar sus derechos de circulación en los espacios reservados para esos fines, y no para el uso que se les está dando.