Alfabetización, pensamiento analítico-crítico y bibliotecas

Alfabetización, pensamiento analítico-crítico y bibliotecas

SE NECESITA del conocimiento  para ver, conocer y entender  nuevos mundos y formas de vida, para aprender a ser mejores y desarrollar nuestras potencialidades

 

El país se encuentra inmerso en un proceso formal de alfabetización. Así pues, tan pronto las personas incluidas en el sistema lleguen a reconocer y dominar las letras, las palabras y su significado y además sean capaces de crear y entender frases simples y compuestas que les permitan concebir el mundo de una manera diferente, me imagino que comenzará la segunda parte de la conversión. Y es que el aprendizaje mecánico de la letra no basta, no transforma al ser humano como lo hace la segunda etapa de este proceso.

Este segundo período que incluye la “literacidad” es importante para el desarrollo del individuo. Se trata de entrar al mundo del conocimiento no solo a través de los procesos mentales que nos permiten percibir, enfocar nuestra atención y guardar información en nuestra memoria sino también de aquellas facetas más complejas como son: el flujo de ideas, la simbología y las asociaciones que se convierten en los pensamientos que expresamos a través del lenguaje y las acciones que ejecutamos para representar lo que consideramos la realidad.

La reflexión y el análisis crítico requieren de procesos mentales sofisticados, como los anteriormente mencionados. Se trata de ver y entender qué se lee, qué se aprende de ello y cómo sirve para la vida, como bien establece la doctora cubana Leticia Rodríguez Pérez (2008). El desarrollo de la capacidad de análisis-crítico es imprescindible para la toma adecuada de decisiones. El despliegue de esta facultad en el ser humano le permitirá hacer uso apropiado de su libre albedrío y de la posibilidad de contribuir al desarrollo de su país a través de sus opiniones, aportación laboral, intelectual e incluso descubrimientos científicos…

En verdad, el proceso de alfabetización es un asunto complicado, pero veamos en qué me apoyo para realizar tal aseveración: primero, para la UNESCO (1997), por ejemplo, las campañas tienen impacto si hay una demanda e instituciones que la sustenten; segundo, deben ser motivadoras y solo lo son cuando están arraigadas en las costumbres sociales locales, en la identidad cultural y en la propia lengua; tercero, deben crearse soportes comunitarios a largo plazo enraizados en los hombres y mujeres alfabetizados en busca de conservar la costumbre de leer y escribir, es decir, la alfabetización duradera. Pero la cosa se complica cuando vemos que se puede estar alfabetizado y ser un desempleado; de hecho, actualmente hay muchos universitarios desempleados. Es decir, el estar alfabetizado no asegura un empleo.

Entonces, ¿se quiere aprender a leer y a escribir para qué? ¿Cuál es el fin? ¿Acaso el país se desarrollará más cuando los marginados se alfabeticen? En realidad, la cosa es mucho más compleja y el desarrollo de un país es multifactorial. La alfabetización, por sí misma, no lo asegura. Pero sin lugar a dudas, eleva esa posibilidad junto a la autoestima nacional cuando se suplen las necesidades individuales básicas de autorrealización y reconocimiento que tanto pregonó Maslow, y con ello se logra el bienestar individual que le da al ser humano la fuerza y el poder de actuar como ente productivo.

Cuando se cuenta con una población letrada el capital humano es de mayor calidad porque, quiérase o no, es el ser humano el que produce los bienes y servicios; realiza la preservación de los recursos naturales y selecciona cuales aprovechará para la subsistencia. El capital humano es el mayor productor de valor; el capital económico sin el hombre o la mujer que lo ponga a producir y multiplicarse es lo mismo que una piedra inerte: no da frutos. Pero se necesita del trabajo de la sociedad en su conjunto para que el sistema funcione: del Estado responsable principal de la educación de la nación; de los medios de comunicación conscientes no solo de su rol sino de su gran impacto; igualmente y de manera fundamental urge el compromiso activo de los padres (encargados de la educación del hogar, cimiento de valores y principios), de los maestros, alumnos y vecinos comprometidos…

Estas dos etapas de la alfabetización, antes mencionadas, no tienen fin porque son continuas en el tiempo. Siempre nacerán nuevos niños que deberán superar esas fases. Y es que la alfabetización bien dirigida no solo es la puerta de entrada al mundo de la instrucción simple y directa sino que estimula al cerebro humano a crear nuevas vías para el desarrollo de los procesos mentales y la inteligencia, permitiendo un mejor discernimiento y la realización de un ser autosuficiente equipado para enfrentar la vida.

Toquemos, ahora, algunas variables externas que afectan el proceso de la lecto-escritura desde el punto de vista de la accesibilidad al conocimiento como son la Internet y las bibliotecas físicas. Para la clase alta y para los estratos superiores de la media no existen problemas en este ámbito, todos los medios están a su alcance; incluso, las modernas bibliotecas con tecnologías emergentes integradas que incluyen computación cuántica, preguntas y respuestas en lenguaje natural, exposiciones volumétricas y holográficas (Informe APEI, 2014), entre otras. Y todo eso está muy bien, debemos aplaudir las innovaciones que sirven a la humanidad. Pero la verdad es que solo el 24% de los hogares dominicanos cuenta con una computadora. (Oficina Nacional de Estadísticas, 2013). Solo el 18.6% tiene acceso a la Internet y en la zona rural el acceso se limita al 6.4%. Según la ONE, esta comunicación se realiza desde un cibercafé, desde el hogar, otra vivienda, el trabajo o desde un teléfono celular.

He aquí que para los grandes marginados -población al nivel de pobreza- el asunto se convierte en una cuestión seria ya que la mayoría (81.4%) no tiene acceso al conocimiento que se puede adquirir a través de la Internet. Entonces, las bibliotecas públicas en nuestro país tienen una importancia capital como reservorio del conocimiento de la humanidad a disposición de sus habitantes. Debemos asegurarnos de que cuenten con las herramientas que les permitan cumplir con su misión: libros, revistas, computadoras con acceso a Internet… De hecho, lo ideal sería que cada escuela tuviera una pequeña biblioteca que incluya textos de los principales escritores dominicanos y clásicos internacionales.

Por otro lado, las editoriales anuncian como asunto de gran importancia el que el libro digital superará al libro físico, pero la verdad es que solo el 10% de los libros que se venden en el mundo son digitales (CELAC); el resto, está constituido por el libro tradicional hecho de papel.

Dar por hecho que la gran mayoría de los jóvenes marginados tienen acceso a libros es un sueño que ojalá se cumpla, pero mientras ese tiempo llega… Vivifiquemos nuestras bibliotecas: asegurémonos de que las nuevas escuelas que se construyan cuenten con libros; luchemos por que se creen campañas de lectura por todos los medios de comunicación. Instauremos con sus variantes los métodos que han resultado efectivos en otros países, como los burros con libros en su lomo que escalan montañas para darle soporte al esfuerzo de los maestros de nuestros campos, como lo hace Colombia; implementemos parques-bibliotecas como los de Argentina; estudiemos los efectivos programas cubanos; continuemos con el plan piloto que se inició hace unos años sobre la disponibilidad de libros en las paradas del metro de nuestro país; incluyamos las paradas de guagua; pongamos en función la ley del libro. ¡Libros sin impuestos! ¡Seamos creativos y efectivos!

Anandi Mani, de la Universidad de Warnick en Reino Unido, explica en la revista Science que la pobreza en sí misma resta capacidad mental. Es por eso que creo que el deseo de salir de la pobreza y el hambre de conocimiento para salir de la ignorancia son tan válidos como la necesidad de satisfacer con alimentos el hambre del cuerpo. Se necesita del conocimiento para ver, conocer y entender nuevos mundos y formas de vida, para aprender a ser mejores y desarrollar nuestras potencialidades.

Realicemos estudios de investigación sobre nuestra realidad; efectuemos intercambios de información (benchmarketing) con aquellas naciones desarrolladas y con las subdesarrolladas y países emergentes que han logrado superar nuestras vicisitudes y enfoquemos todo nuestro empeño y mejores mentes para alumbrar el gran proyecto encaminado a liberar la gente de la ignorancia…

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