Alfabetizan 13 mil adultos

<p>Alfabetizan 13 mil adultos</p>

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
Cuando hace un año el cansancio lo obligó a dejar su trabajo en la agricultura, don Ramón Paulino Disla, decidió que tenía que labrarse un nuevo camino. Hoy, con 74 años y después de haber sido alfabetizado por la Red Nacional de Alfabetización, Paulino sonríe satisfecho: ahora sabe leer y escribir y, con el mejor deseo de superarse, asegura que tendrá una vida mejor.

Como él ayer hubo otras 12,464 personas que miran a la vida con nuevos bríos pues recibieron el certificado que les acredita como personas alfabetizadas.

El acto de graduación, que se llevó a cabo en el Palacio de los Deportes, estuvo encabezado por los secretarios Alejandrina Germán, de Educación; Ligia Amada Melo de Cardona, de Educación Superior, Ciencia y Tecnología; y Franklin Almeyda, de Interior y Policía.

También estuvo presente la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, cuyo retraso hizo que la ceremonia iniciara a las doce y diez, a pesar de que estaba pautada para las once de la mañana. A esta tardanza hay que sumar lo que tuvieron que esperar muchos niños, jóvenes y ancianos que llegaron al lugar antes de las nueve de la mañana porque procedían desde los más recónditos parajes del país.

Además asistieron el mayor general Bernardo Santana Páez; María Teresa Cabrera, presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP); Cristina Sánchez, directora ejecutiva de Tú-Mujer; Jacqueline Malagón, ex secretaria de Educación; y Juan Astiasarán, embajador de Cuba en el país.

Las palabras centrales fueron pronunciadas por la titular de la cartera educativa, Alejandrina Germán, quien resaltó que en los dos últimos años han alfabetizado a más de cien mil jóvenes y adultos.

«Pero aún quedan alrededor de setecientas mil en esa condición desventajosa en un mundo en el que el conocimiento es el principal activo para que una persona pueda alcanzar un adecuado estándar de vida».

Para cambiar esa realidad, Educación creó la Red Nacional de Alfabetización, que es una alianza estratégica que reúne a 105 organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil que trabajan para lograr un ambicioso objetivo: que en pocos años la República Dominicana sea declarada como territorio libre de analfabetismo.

Así, y tomando en cuenta que el 98% de los analfabetos viven en países en desarrollo, Germán entiende que también se irá superando a paso firme el flagelo de la pobreza.

A juicio de Cristina Sánchez, sin embargo, esto no será posible mientras el presupuesto de la Secretaría de Educación no se vaya aumentado hasta lograr que se cumpla con la Ley 66’97 y se le dedique el 16% del presupuesto nacional o el 4% del Producto interno Bruto.  «Logrando ir hacia esa meta, probablemente podamos tener una  participación de la sociedad civil mucho más activa porque contará con los recursos que permitan una movilización integral», dijo la directora de Tú-Mujer.

Por otro lado, Sánchez indicó que es necesario que se alfabetice en tecnología y habilidades para insertarse en el mercado laboral. Y es que, con analfabetismo funcional, jamás se logrará que haya un desarrollo sostenible.

La participación más emotiva, sin embargo, fue la de José de los Santos Ramírez, un graduando que habló acerca de su vida de una forma muy especial: la leyó, a ritmo entrecortado como todo el que acaba de aprender a leer, demostrando así que su esfuerzo valió la pena.

Santos Ramírez nunca fue a la escuela porque es el mayor de once hermanos y desde muy niño tuvo que dedicarse desde a trabajar la tierra en su natal Azua. Posteriormente de los Santos se dedicó a la construcción pero, soñando con un futuro mejor, decidió que era hora de aprender a leer y escribir.

Lo mismo pensaron otros como Teófila Cruz Reynoso, de 60 años, quien trabaja para el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) y se levanta al amanecer para barrer las calles de Santo Domingo. «Yo no sabía leer ni escribir pero aprendí. Eso significa mucho para uno superarse. Ahora yo voy a seguir mis estudios para poder dejar la calle», dice esta señora como un claro ejemplo de que la lucha y la entereza no tienen edad.

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