Alfonso Palomares y la trastienda informativa de su medio siglo de periodismo

Alfonso Palomares y la trastienda informativa de su medio siglo de periodismo

Madrid. Con el pensamiento y la ética de Albert Camus bajo el brazo, y persiguiendo las huellas del escritor en Argel, donde se topó en 1962 con el presidente Ben Bella, que después sería su gran amigo, comenzó Alfonso S.Palomares su carrera periodista, que acaba de recoger en “Siempre llega la noche».

Un libro con un título simbólico y metafórico que evoca la caída del telón después de una gran representación, y también lo rápido que les llegó la noche a las prometedoras revoluciones de los 60, explica a Efe Palomares.

Así, “Siempre llega la noche” (Ediciones B) recoge medio siglo de profesión de Alfonso Sobrado Palomares (Orense, 1935), unos años en los que hizo de todo, pero vistos desde la trastienda de la noticia, “en los camerinos situados en la parte trasera de los escenarios».

Toda una forma palpitante de hacer periodismo que hoy está en mutación por el avance tecnológico y la crisis. Palomares creó en 1964 una pequeña y exitosa agencia, Radial Press, con la que viajó por todo el mundo; después escribió de política internacional en Triunfo, Sábado Gráfico, Diario 16 y El periódico de Cataluña y creó las revistas Ciudadano -un referente en 1973-,

Posible y Leer. Desde 1986 hasta 1997 fue presidente de la Agencia EFE, “una responsabilidad apasionante”, explica. Después pasó a dirigir el Diario de Córdoba, del grupo Zeta, donde fue también director de Relaciones Internacionales, y hoy sigue colaborando como comentarista político en la revista Tiempo. Todo ello mezclado con numerosos ensayos y novelas.

El líder independentista argelino Ben Bella, con quien trabó gran amistad, Fidel Castro, Tito, Salvador Allende, Yaset Arafat, Mubarak, Ahmad Yasi, fundador de Hamas, Alberto Moravia, Régis Debray, Vargas Llosa, García Márquez, Felipe González o Tierno Galván son algunos de los personajes con los que Palomares tuvo relación.

“A Fidel, cuando le conocí, le dije que yo había sido el último periodista que había visto a Ben Bella antes de que le dieran el golpe de Estado y le encarcelaran (1965), y él, muy rápido y con mucha ironía, me contestó- ‘Pues, si ha sido así, ¿por qué no has ido a ver al presidente Johnson (EE.UU). y tienes la misma suerte?».

Pero Palomares también fue testigo de la revolución cubana.

“Desde la Cumbre Tricontinental para la Revolución sobre la guerrilla, que convocó Fidel en 1965, y el Encuentro para la Revolución cultural, con la mayoría de los intelectuales del mundo apoyándole, hasta el caso Herberto Padilla, que quitó el perfume a la revolución y el apoyo de todos, menos de García Márquez”, subraya.

Luego, el periodista y escritor dio un salto, dice, cualitativo al llegar en 1986, ya en democracia, a la presidencia de Efe, la primera agencia de noticias de España y la cuarta del mundo.

“En los 90 llegamos a articular hasta tres mil y pico periodistas, no en nómina, sino con los corresponsales que tenían en las delegaciones».

“En mi etapa hicimos una renovación tecnológica y la Agencia dio un salto cualitativo con la subida al satélite. Antes eran los teléfonos punta a punta y teníamos atascos con las noticias.

Con el satélite soltamos lluvia sobre todas las partes del mundo y eso nos permitió ser mucho mas rápidos. Además colaboramos con las televisiones, con Telemadrid, Telecinco crecimos más del 50 por ciento, y no sufrimos la crisis del 93”, subraya.

Palomares, que asegura que garantizó que los periodistas trabajaran en libertad y que solo les pidió que fueran veraces, recuerda un momento tenso en su etapa en la Agencia, en una edición de los premios Rey de España de Periodismo, que entrega Efe junto la Secretaría de Estado para la Cooperación.

“Fue en el 96, cuando se dio el premio a la brasileña Beatriz Magno por su trabajo sobre las adopciones fraudulentas de niños en Brasil y el posible tráfico de órganos -argumenta-.

Entonces parecía que se daba a entender que había algún caso de estadounidenses implicados, y el embajador Richard Gardner llegó a pedir que el Rey se pusiera enfermo y que no entregara el premio».

“Claro que yo volví a hablar con el jurado y me sentí con el respaldo de Zarzuela y Exteriores, y esa propuesta se rechazó de plano y se entregó el premio con normalidad”, rememora.

Por contra, para el autor de “Los laberintos del espejo” y “El evangelio de Venus”, una de las mejores noticias dadas por Efe fue “la del descubrimiento de la farsa que supuso la detención del exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán en Bangkok».

Y la noticia que le hubiera gustado dar durante su tiempo en Efe, pues, “sin ninguna duda, el fin de ETA”, concluye este escritor, que cada día lee unos minutos la Biblia, el Corán y a Albert Camus, cuyo pensamiento sobre la lucha y la libertad sigue “estando vigente y siendo necesario”, en su opinión.

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