Alfred Hitchcok, en el festival de San Juan P. R.

Alfred Hitchcok, en el festival de San Juan P. R.

Bien, cuando un festival se respeta y por extensión respeta su público, sea numeroso o no, prepara eventos paralelos, porque el festival o muestra de cine, como se llame, que no provee eventos paralelos, no educa a su publico de modo metódico.

El acontecimiento fílmico es una magnifica oportunidad de hacer proselitismo por el cine y su universo, por sus rincones y propuestas de contenidos, porque ayuda al público a entender detalles y a disfrutar, al mismo tiempo, de formas de conocimiento del cine.

Ojo, no se trata tampoco de traer especialistas y convertir el festival de cine en una escuela momentánea de cine, so  pretexto del festival, los eventos deben  ser ligeros, no extremadamente especializados, para que una mayor cantidad de personas tenga acceso a ello, porque de eso se trata: que masas ocupen espacios y manifestaciones paralelas al festival.

Los seminarios para especialistas, no son la función pedagógica de un Festival de Cine, pertenecen ya a un capítulo de escuela de verano, un festival tiene otros intereses y otras metas…

Las manifestaciones paralelas de un festival de cine tienen por objetivo brindar e  insertar al público festivalero en un ambiente de conocimiento que le permita seguir el festival combinando actos paralelos con las exhibiciones de películas. El carácter complementario de esta confluencia de actividades culturales fílmicas, tiene por objetivo el debate de las ideas; dar a  conocer a conferencistas internacionales; promover formas de sensibilizaciones culturales que solo el marco del   festival, puede permitir en su tiempo de edición.

Otro aspecto, el sentido didáctico (que tanto ha reclamado el dilecto amigo odontólogo Wellmont), las actividades paralelas debe tener ese sentido porque de lo contrario aburren hasta al más interesado.

Luego de ese preámbulo necesario, inevitable, solo cabe decir que  dos actividades paralelas fueron importantes en la edición 2008 del Festival Internacional de Cine de San Juan:

A)   Exposición de dibujos del director Carlos Saura

B)   Puesta en circulación del libro “Alfred Hitchocock, 14 películas imprescindibles.

La exposición de dibujos de Carlos Saura se presentó en el siempre querido y  recordado Museo Metropolitano de San Juan.

En un espacio especial para los dibujos, los mismos revelaban lo que el director suponía visualmente de los planos presentidos.

En la tradición cinematográfica que se conoce, algunos directores solían dibujar los planos y secuencias tal como lo figuraban. John Ford,  Henry Hataway, Arthur Penn, Robert Wise, Alfred Hitchcock, Ingmar Bergman, entre otros han prefigurado en dibujos visiones de secuencias como acto previo para filmar.

Carlos Saura en su ciclo de la danza lo ha hecho y justamente Ramiro Cristóbal, investigador y crítico de cine español, consiguió al Festival de San Juan, esos magníficos dibujos que han sido expuestos dentro del marco del festival en San Juan, Puerto Rico.

La exposición de estos dibujos enmarcados en formato pequeño, le ha  concedido al espectador del festival la posibilidad de estar en contacto con las ideas creadoras del director Carlos Saura, que ha dedicado parte de su obra a la búsqueda de una armonía experimental entre imagen y sonido.

EL LIBRO DE RAMIRO CRISTOBAL:  ALFRED HITCHCOCK 14 PELICULAS IMPRESCINDIBLES.

 En el oficio de la crítica de cine, la pasión y el conocimiento riguroso deben ir de la mano y no de modo ideal.

La relación entre conocimiento y cronología decanta lo visto y crea misterio de lo necesario por ver. Este juego hace posible que en un momento determinado, el crítico de cine revise sus rechazos  y las motivaciones del mismo: para el crítico de cine el tiempo es un juez invisible que actúa sobre lo que piensa en un momento determinado sobre una obra y lo que puede pensar luego.

Estos criterios vagamente esbozados más arriba, obligan a una investigación a conciencia, es lo que Ramiro Cristóbal ha hecho con este libro sobre Alfred Hitchcock, autor fílmico  conocido en nuestro país solo por algunas de sus películas  más difundidas, pero donde no ha existido una visión total de su  biofilmografía, tengo el compromiso alguna vez y por alguna vía de hacerle justicia y lo haré.

Digo esto, porque no creo que sea un director de interés para las nuevas generaciones de críticos cuyo miedo al cine en blanco y negro es de una maldita ridiculez  que espanta, lo que muestra un nivel de desconocimiento del valor de que debe tener la investigación cinematográfica en nuestros días, especialmente en un país en que el cine es el pan de los nuevos ricos de la cultura, ay bendito!!!…

Una vez terminada la salmodia, seguimos con Ramiro Cristóbal un excelente escritor de cine, reputado como investigador, autor de libros fílmicos, que ha realizado ciclos de estudios sobre Cine y Literatura para la Universidad Complutense de Madrid y ha publicado en  Cambio 16 y periódico El País, entre otras publicaciones.

Su libro es  riguroso compendio de 265 páginas que ayuda a los lectores a entender la obra fundamental de este director inglés de nacimiento y hollywoodense por adopción desde 1940.

De fácil lectura, la obra no deja de cautivar por el estilo de su redacción, sencilla que lleva al dato preciso sin inútiles barroquismos que pudieran confundir. El autor se reconcilia con el maestro del suspenso y lo hace con una honestidad pasmosa, como debe ser cuando el tiempo de la reflexión te ha permitido entender en valor trascendente de una obra como la de Alfred Hitchcock.

En un interesante coloquio sobre el tema, donde Ramiro Cristóbal disertó y explicó cómo hizo el libro, su sinceridad fue absoluta y en aquel conversatorio en el Museo de Arte  Contemporáneo de San Juan, Puerto Rico, la vigencia del maestro fue evidenciada en algunas películas de actualidad, que han bebido en la forma de narrar en el cine, donde los detalles cuentan y donde el espectador debe jugar su rol de observador atento, como si fuera un angustioso y divertido tiempo  para cazar detalles misteriosos.

Surgio entonces la pregunta y el interés de saber si la vigencia de Alfred Hitchcock hoy obedece al inconfundible estilo de narrar en imágenes de modo tan peculiar (creando un lenguaje dentro del lenguaje, sobredimensionando el valor de la imagen atada al sonido como un signo de lectura con sello propio hasta nuestros días insuperable, a pesar de Brian de Palma, su posible o más cercano heredero)  o es la necesidad de volver a su tesoro en blanco y negro como fuente de renovación del lenguaje fílmico actual bajo el formato del color y sus altas definiciones. En este sentido, los jóvenes fanáticos del hípercolor no sabrían que detrás de la post modernidad tecnológica, habría un feliz contrabando de vieja sabiduría en blanco y negro, no te jode ¿?…

El libro es un  brillante documento para abordar la obra de Alfred Hitchcock, siempre y cuando el lector haya tenido una experiencia previa, porque Ramiro Cristóbal lo  hace con buen estilo, es revisitar la obra de este genial director de cine y mejor enigmático personaje,  con la prudencia y humildad que la gente  con inteligencia de corazón tiene. (CFE)…

En síntesis

La vigencia de hoy

Surgen la pregunta y el interés de saber si la vigencia de Hitchcock hoy obedece al inconfundible estilo de narrar en imágenes de un modo tan peculiar, creando un lenguaje dentro del lenguaje, sobredimensionando el valor de la imagen atada al sonido con sello propio.

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