Esta es la última entrega de este año 2008. Agradeczco al personal de HOY que interviene en la publicación de esta columna y a mis fieles lectores por su atención, los buenos deseos y bellos comentarios que me han enviado, que me motivan a esa búsqueda incansable de datos para compartir. ¡Feliz Año Nuevo para todos!
El Año Nuevo en Rusia para los niños, al igual que en muchos otros países de Europa, es como la Navidad para nosotros. Ese día pasa el Abuelo del Hielo, una especie de Papá Noel que va por las casas repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas. Los niños bailan alrededor del árbol y recitan poemas.
Los italianos inician la notte di Capodanno con una cena en la que las lentejas son plato imprescindible si se quiere tener un Año Nuevo con buena fortuna. Esa noche muchas mujeres reciben lencería roja que supuestamente les traerá suerte en el año que llega. En ciudades como Roma y Nápoles es costumbre lanzar trastos viejos por la ventana para terminar con el pasado y empezar una nueva etapa.
Los aztecas celebraban el inicio de un nuevo siglo cada 52 años. Con el fin de siglo esperaban el fin del mundo por lo que rompían todas sus pertenencias esperando con ello ganar el favor de los dioses.
Si luego de preparar la cena del 31 le quedan las manos con un fuerte olor a sazón, frótelas bien con un pedazo de tomate.
Los propósitos más populares para el Año Nuevo son: dejar de fumar (27%), perder peso (24%) y comer de forma más sana (16%).
En Brasil la gente se viste de blanco y se reúne en la playa para saltar por encima de las siete olas, con el fin de recibir el año con buena fortuna.