ALGO DE TODO

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Napoleón Bonaparte y Adolfo Hitler padecían de “ailurofobia”, la fobia a los gatos.
Para algunos pueblos antiguos, el gato era el compañero del diablo que se movía en la oscuridad para disfrazar sus fechorías y se convirtió en el animal asociado a los brujos y hechiceros. La magia oscura se convirtió en símbolo de mala suerte.
Los musulmanes consideran el día miércoles de mala suerte. Los surafricanos nunca inician un viaje con luna en cuarto menguante.
La tradición de que el 13 es de mala suerte, es porque Judas Iscariote, el que traicionó y entregó a Jesús, era el apóstol número 13.

Tocar madera se asocia con buena suerte. Esto viene de los druidas de Gran Bretaña que tocaban con veneración los árboles que contenían los espíritus de sus dioses.
La herradura se considera que atrae buena suerte porque los griegos escribían la letra Omega que tiene forma de herradura en sus ciudades para protegerlas de las plagas.
Dice la leyenda, el trébol de cuatro hojas es de buena suerte porque cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, lo único que sacaron con ellos fue un trébol de este tipo.
La superstición de que pasar por debajo de una escalera es de mala suerte se debe a que los antiguos sacerdotes egipcios colocaban una escalera al lado de las tumbas y en el triángulo que formaban vivían los espíritus.
La sal era tan valiosa que era como dinero. Aquel que tiraba sal, se veía con desprecio. De esto derivan supersticiones como usarla para evadir el mal de ojo, tirarla en una casa nueva para buena suerte o nunca hablar de ella en un barco para evitar mala suerte.

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