Algo De Todo

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ELSA RAMÍREZ DE MIURA

El primer pan dulce se hizo en Milán en el Siglo XV por encargo del duque Sforza, quien pidió a sus cocineros una comida especial para Navidad que contenía en su interior frutas secas y pasas de uva, y que decidió bautizar como “panettone”. También existe otra versión que dice que a fines del siglo XV, en Milán, un joven aristócrata se enamoró de la hija de un pastelero en quiebra y para conquistarla trabajó como ayudante en la panadería donde ideó un pan azucarado a base de frutas confitadas y esencia de limón y naranja.

El buey, símbolo de San Lucas Evangelista, es símbolo de la paciencia y el trabajo. El asno, animal que acompaña a la Virgen en el nacimiento, es símbolo de humildad.

Según las crónicas, el pavo de Nochebuena tuvo su origen en México en el S. XVI. Los aztecas se lo hicieron probar a Hernán Cortés, a quien le agradó y lo llevó a España.

El primer pavo asado de que se tiene constancia como plato navideño le fue servido al rey Enrique VIII de Inglaterra. A partir del siglo XVIII se generalizó entre la nobleza, pero no llegó a las mesas del resto de las clases sociales hasta bien entrado el siglo XX.

Los villancicos son cantos que se entonan en Navidad para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. Esta costumbre tiene su origen en la edad media y se mantiene en recuerdo de los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador. La gente de la villa, los villanos, fueron los que adaptaron los antiguos himnos y cantos en latín con los que la Iglesia recordaba la llegada de Jesús, transformándolos en canciones muy dulces. Son esas las canciones que -en honor de sus autores- hoy se conocen con el nombre de villancicos. Los primeros se originaron, según se cree, en Inglaterra, en la época de Enrique I, los cantos eran en latín y amenizaban las fiestas de la Corte. “El Canto del Jabalí”, era llamado canto del villano, y una especie de diminutivo se transformó en villancico para designar estos coros o estribillos.

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