ALGO DE TODO

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Elsa Ramírez de Miura

El nombre de “Rusia” proviene de la palabra “Rus” que significa “Suecia o sueco” y fue el término utilizado por los vikingos para llamar a los territorios gobernados por ellos, primeros en posesión de esas tierras. El sufijo griego/latino “ia” se emplea para crear sustantivos colectivos, así que “Rus-ia” significa “la tierra de Rus”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que el Kremlin, sede del gobierno ruso en Moscú, fue atacado, no sufrió daños de importancia. Esto se debió a que Nikolai Spiridonov, comandante del Kremlin de la época, envió por mensaje secreto al Comisario del Pueblo para Asuntos Internos, Lavrenti Beria, un ingenioso plan ideado por Boris Iofán, arquitecto soviético muy prominente, para que de inmediato se iniciara un camuflaje del Kremlin.

Todas las torres de la sede del gobierno ruso fueron pintadas de varios colores y recubiertas con estructuras de madera, los tejados se pintaron de marrón oxidado para que parecieran techos típicos de Moscú. El área pavimentada se cubrió por completo con arena y se abrieron casas de campaña pintadas para que parecieran tejados desde el aire. Todo el resto del Kremlin fue pintados de diferentes colores para confundir a los pilotos alemanes.

Para proteger el mausoleo de Lenin, se ocultó bajo una gran cubierta de madera cuadrada, emulando un edificio como tantos otros. El cuerpo de Lenin fue llevado lejos de Moscú, regresando a la capital de Rusia en 1945.

El Kremlin recibió ocho ataques aéreos: 15 bombas de distintos tipos, más de 150 incendiarias y un tanque de combustible y aun así los daños fueron pocos.

El Kremlin no solo era la ciudadela del gobierno soviético, sino también un símbolo espiritual de Rusia.

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