El nombre popular para llamar a los perros callejeros o sin pedigree es “Firulais”. El origen del nombre tiene varias historias. Una es que proviene de un anglicismo que con el tiempo se adoptó al castellano. A mediados del siglo pasado, en la frontera entre México y Estados Unidos, cuando los mexicano que trabajaban la tierra cruzaban con sus animales, se les exigía que estuvieran “free of lice” que significa “libre de pulgas”. Los trabajadores que no sabían inglés solo escuchaban el término y lo latinizaron.
El término se convirtió en un orgullo para los trabajadores agrícolas porque significaba que sus perros “friyulais” eran más finos que otros. Los mexicanos que no cruzaban a trabajar por la frontera, en forma de burla, comenzaron a decirle a los perros callejeros de la misma forma y con el tiempo, “friyulais” se convirtió en “Firulais”.
Otra historia detrás del origen de “Firulais” es que un extorero mexicano llamado Federico Ochoa, malgastó la fortuna que le dejaron sus padres y se puso a trabajar como payaso y adoptó a un perro callejero a quien llamó Firulais. Así siguió llamando a todos los perros callejeros y terminó conociéndose como el “payaso Firulais”.
Se dice que un día mientras el payaso Firulais caminaba por la calle, le salió al frente un perro y del susto le gritaba “Firulais, Firulais”. A la dueña le hizo tanta gracia que desde ese momento cambió el nombre de su perro por el de Firulais.
Siguiendo con el llamado “mejor amigo del hombre”, los perros pueden llegar a entender hasta 250 palabras. Los perros pueden sentir celos cuando sus dueños están con otros animales o personas. Los ojos de los perros brillan en la noche y en las fotos debido a una membrana que los recubre llamada Tapetum lucidum, que es lo que les permite ver de noche.