Los colores de la Navidad son el verde, el rojo y el dorado. El verde representa el renacimiento y la vida, el rojo es por la sangre de Cristo y el dorado es la luz, la riqueza y la realeza.
El término “Navidad” proviene del latín “Nativitas” que significa nacimiento. Se celebró por primera vez el 25 de diciembre de 336 en Roma, pero hasta el siglo V, la Iglesia de Oriente siguió conmemorando el nacimiento y el bautismo del niño Dios de los cristianos el 6 de enero. En siglos posteriores, las diócesis orientales fueron adoptando el 25 de diciembre.
No se sabe la razón por qué se escogió el 25 de diciembre para la fiesta de Navidad, se cree que fue para reemplazar la fiesta pagana de “natalis solis invicti” o “festival del nacimiento del sol invicto”, en el solsticio de invierno en el hemisferio norte. También coincidía con varios ritos paganos: uno con la agricultura, otro que se celebraba la fiesta de Mitra, dios persa de la luz. En Roma, la fiesta de “Saturnalia” se celebraba el 17 de diciembre y se hacían intercambios de regalos, lo que influyo en las costumbres.
En Europa Central e Inglaterra, las costumbres germánicas se ligaron con las celtas y fueron adoptadas poco a poco por los cristianos, así la Navidad se convirtió en una fiesta con árboles adornados y comida.
Los villancicos o cantos de la Navidad, tienen su origen en la edad media. Los habitantes de la villa, llamados villanos, en Inglaterra en la época de Enrique I, fueron transformando los himnos en latín de la iglesia referentes al nacimiento de Jesús, en tonos más agradables. Uno muy conocido era “El Canto del Jabalí”, al que llamaban “canto del villano”. De ahí derivo en diminutivo llegando a “villancicos”.