El rey Gustavo III de Suecia estaba convencido de que el café era un veneno. Para demostrarlo, en 1771, ordenó a dos gemelos idénticos que habían sido condenados a muertes a que uno tomara café todos los días hasta que muriese y al otro que bebiese té a diario por igual. El experimento fue seguido por una comisión médica y resultó un fracaso. Los primeros en morir fueron los médicos, luego el rey asesinado y muchos años más tarde, sobre los 80 años el bebedor de té y por último, el bebedor de café que no se sabe a ciencia cierta hasta que edad vivió.
Aunque el boomerang siempre se asocia a los aborígenes australianos, los egipcios ya conocían esta arma arrojadiza hace 3,000 años.
El temido Atila, rey de los hunos, del que se decía que por donde pasaba su caballo no volvía a crecer la hierba, murió en el lecho conyugal haciendo el amor con su esposa número 453 en la noche de bodas.
El término latino “ladro”, del que proviene la palabra ladrón, significaba originalmente soldado. Debido a la frecuencia con que la tropa realizaba hurtos, fue aplicado a aquellos que gustaban adueñarse de lo ajeno.
La expresión “no hay tu tía” significando la no posibilidad de conseguir algo, proviene de un error de pronunciación que se ha extendido por años. La “atutía”, proveniente del vocablo árabe, tutiyya, era el hollín de óxido de cinc que se utilizaba en la elaboración de medicamentos. Originalmente, la expresión “no hay atutía” significaba que no había remedio para la cura de la enfermedad.
Antes del 1850, las pelotas de golf estaban fabricadas de piel rellenas de plumas.
Se dice que las barbas rubias crecen más rápido que las de pelo oscuro.