El tango tiene su origen a finales del siglo XIX, en la región del Río de la Plata que separa a Buenos Aires, Argentina y Montevideo, Uruguay. Fue en las zonas portuarias de estas dos ciudades donde nació el mundialmente conocido baile por influencias multicultural entre nativos e inmigrantes: el vals austriaco, la polka, el candombe africano, el pasodoble andaluz, habaneras de cuba y la milonga de los gauchos.
La palabra “tango” viene del latín “tangere” que significa tocar, refiriéndose a la cercanía de los bailarines al moverse juntos; es un baile apasionado, rítmico y sensual.
El primer tango se bailó en público en la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XX, en principio estaba considerado como un baile escandaloso por lo que fue prohibido en muchos lugares, sobre todo donde se codeaba la alta sociedad. Ya para los años 20, el tango se hizo tan popular que cruzo fronteras, expandiéndose por el mundo.
Fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2009.
Uno de los códigos del tango es que cuando se baila, ni se habla ni se canta.
En las primeras interpretaciones de tango se utilizaban flautas, guitarras, violines y acordeón, siendo luego sustituido por el bandoneón que, aunque es de origen alemán, es el instrumento más representativo del tango.
El bandoneón es un instrumento de viento que utiliza fuelle, muy parecido al acordeón, pero difieren en que el bandoneón tiene los armazones laterales cuadrados y utiliza botones en lugar de teclas.
Los tres tangos más famosos internacionalmente son: Caminito, Por una Cabeza y la Comparsita. La semana próxima les contare la historia detrás de “Caminito”.