“El Manicero” es considerada como la canción que abrió las puertas a la música caribeña en los Estados Unidos y el mundo. Un día en el 1922, Moisés Simons, músico y director de orquesta cubano, se encontraba en un café de La Habana con su amigo y artista Sindo Garai, cuando se les acerco un pregón vendiéndoles un cucuruchito de maní. Sindo contó que Moisés Simons a medida que el vendedor de maní se alejaba, tomo una servilleta y dibujó en un pentagrama, la melodía que aquello le había inspirado.
Por mucho tiempo Simons interpretó la música instrumental con su orquesta. Muchos dicen que la letra también es de la autoría de Simons, sin embargo, se dice que el mismo Simons recurrió a varios amigos para que lo ayudaran a ponerle letra a su música, y que quien finalmente la compuso fue un señor de nombre Gonzalo de Mello.
En 1928, bajo el sello Columbia, se grabo por primera vez, interpretada por la cantante Rita Montaner. El que le dio el empuje internacional hacia Norteamérica, fue Herbert Marks, quien la escucho por primera vez durante su luna de miel en La Habana.
En los años 30, en medio de la depresión, los estadounidenses estaban ávidos de diversión, y es cuando la Orquesta Casino de La Habana, se presentó en el Teatro Palace de Brodway, en Nueva York, con los instrumentos caribeños como el bongo, las maracas, güira, claves, timbales y conga. Su vocalista principal, Antonio Machín, apareció en el escenario interpretando “El Manicero” y empujando un carrito de maní y arrojando bolsitas de maní hacia el público, lo que fue un éxito rotundo.
Luego fue grabado por la RCA Víctor. Su letra se tradujo al inglés y fue grabado por importantes orquestas, una de las primeras la de Louis Armstrong. Luego pasó a Europa, siendo incluida por la Reina María en un baile en el palacio de Buckingham.