Algo de todo

Algo de todo

Elsa Ramírez de Miura

La expresión “todos los caminos conducen a Roma” tiene su origen en que el Imperio Romano llegó a tener más de 100,000 kilómetros de vías. Para conquistar y gestionar sus conquistas necesitaban un sistema de comunicación eficaz, en sus inicios para movilizar sus tropas y luego para tránsito de personas, mercancías y documentos. La primera en ser completada fue la Vía Appia en el año 312 a.C.

Las vías romanas tenían sistemas de señalización. Las piedras miliarias eran cipos cilíndricos que indicaban la distancia hasta Roma o a la ciudad más próxima y el nombre del Emperador que ordenó la construcción.

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Las estrellas titilan debido al efecto de la atmósfera terrestre. Cuando la luz de una estrella viaja a través del vacío del espacio, se mueve en línea recta. Una vez que esta luz ingresa a la atmósfera terrestre, encuentra capas de aire a diferentes temperaturas y densidades lo que hace que la luz se refracte o se doble ligeramente. Esta curvatura de la luz varía a medida que la atmósfera cambia y se mueve, causada por el viento y los cambios térmicos. Dado que los caminos de la luz cambian constantemente, la cantidad de luz que llega a nuestros ojos desde la estrella fluctúa, haciendo que la estrella parezca parpadear o brillar. Este efecto se conoce técnicamente como centelleo atmosférico.

Contrariamente a la idea que todos tenemos, el Sol no es realmente amarillo. En realidad, el Sol es blanco, como los astronautas han confirmado y fotografiado desde el espacio. El Sol puede parecer amarillo, naranja o incluso rojo al amanecer o al atardecer, pero esto se debe a que la atmósfera de la Tierra solo deja pasar esos colores cálidos de onda larga, por lo que vemos al Sol en esos tonos desde amarillo claro a rojo brillante.

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