La razón por la que nos sonrojamos se debe a que el sonrojo es una respuesta fisiológica que puede ocurrir en situaciones sociales, a menudo desencadenada por emociones como vergüenza o nerviosismo. Se caracteriza por el enrojecimiento de la cara, que también puede extenderse al cuello y las orejas.
Esto involucra al sistema nervioso autónomo, específicamente al sistema nervioso simpático, que es responsable de aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria y el tamaño de las pupilas. Cuando una persona experimenta una emoción fuerte, este sistema desencadena la dilatación de los vasos sanguíneos de la cara, aumentando el flujo sanguíneo a la piel y provocando el característico enrojecimiento.
Según un estudio del Centro de Investigación de Accidentes de la prestigiosa Universidad australiana de Monash, que examinó los registros de accidentes automovilísticos de 1987 a 2004, descubrió que los automóviles blancos son los menos propensos a tener un accidente automovilístico fatal. También determinaron que los automóviles negros eran los más peligrosos, con un riesgo 12% mayor de estar involucrados en un accidente automovilístico fatal.
Nunca se ha verificado la existencia del famoso Caballo de Troya. La “Odisea”, la obra de Homero, es donde se menciona por primera vez, de manera muy breve. Luego en la “Eneida”, escrita por Virgilio. Se cree que esta historia es una creación mítica, aunque se ha considerado si realmente existió, dando origen a muchas novelas, poemas, películas, esculturas, etc.. “Caballo de Troya” es una expresión muy utilizada en todos los tiempos refiriéndose a un engaño que aparentando algo bueno, resulta lo contrario.