ALGO DE TODO. El consumo de garbanzos

ALGO DE TODO. El consumo de garbanzos

Elsa Ramírez de Miura

El consumo de garbanzos, tan usual en Oriente Medio, produce una buena sensación y hasta la felicidad a quienes lo ingieren. Según un estudio realizado por investigadores israelíes que integraba al doctor Zohar Kerem, experto en alimentación; al botánico Simja Lev Idón, al jefe del curso de genética de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Shájal Abo y al arqueólogo Abi Gofer, la causa de esa sensación es que contiene un aminoácido conocido como triptofen que, en buena cantidad, produce serotonina, la hormona de la felicidad. Un plato de ‘húmus’ satisface con creces el apetito y nos ayuda a dormir, indicó Gofer.
El estudio añadió que en el caso de las mujeres, el consumo del garbanzo contribuye a la ovulación y que queden embarazadas con mayor rapidez. Los científicos llegaron a la conclusión de que el garbanzo cultivado, a diferencia del silvestre, contiene más serotonina.
El mismo aminoácido del garbanzo que causa la segregación de la serotonina, es el que emplea la farmacología moderna para producir el popular antidepresivo Prozac.
Se tiene la creencia de que el camaleón cambia de color por el medio ambiente que lo rodea, pero en realidad cambia de color según su estado de ánimo. Ante la mínima variación emocional cambia rápidamente su color tan solo en segundos; por lo que no es extraño que a veces coincida con el ambiente.
Durante siglos se ha tenido el 666 asociado a la bestia, pero se dice que en realidad es 616. En el año 2005, el Pofesor David Parker, junto a un equipo de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, tradujo la copia más antigua conocida hasta ahora del Nuevo Testamento y en el libro de las Revelaciones descubrió que el 666 fue resultado de una mala traducción.

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